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No fue ayer, como se esperaba, pero la próxima semana el Banco de España anunciará la adjudicación de la CAM al Banco Sabadell tras haber decidido que es la mejor opción para el futuro de la entidad alicantina y también para las arcas públicas, a pesar de las multimillonarias ayudas que recibirá la operación. Al menos ésa es la conclusión a la que llegó ayer el organismo supervisor y, por tanto, su recomendación de cara a la decisión final que deberá adoptar la comisión rectora del Fondo de Reordenación Ordenada Bancaria (FROB) -que es quien realmente ostenta en estos momentos la titularidad de la CAM-, y que, salvo sorpresa, debería pronunciarse en el mismo sentido.

Los responsables del Banco de España, con Miguel Ángel Fernández Ordóñez a la cabeza, estuvieron barajando hasta el último momento todas las posibles opciones tras el rechazo de las grandes entidades a implicarse en la puja por la caja, como hubiera sido realmente su deseo. Así, a lo largo de la semana estuvieron pidiendo al Sabadell todo tipo de aclaraciones y concreciones sobre su propuesta -como avanzaba el jueves este diario- para comprobar todos los números y poder comparar las alternativas.

Fueron estos trabajos los que acabaron por demorar la resolución de la subasta, que todo el sector financiero y los inversores esperaban ayer, como demuestra el hecho de que las cuotas participativas de la CAM se dispararan ayer un 33,7% en la Bolsa. Desde el entorno del supervisor se restó trascendencia al retraso, que atribuyeron a cuestiones "administrativas", y aseguraron que la adjudicación se produciría con toda probabilidad la próxima semana.

Entre las distintas opciones, el Banco de España ha estudiado la posibilidad de trocear la entidad -como sugirió la Caixa y como también defenderían Santander y BBVA- o incluso declarar desierta la subasta y esperar a la constitución del "banco malo" que se baraja para integrar los activos tóxicos de todo el sector e incluirla en él. No obstante, ambas opciones supondrían de facto la desaparición de la entidad, con el consiguiente impacto en la opinión pública y la economía alicantina; serían, además, extremadamente complicadas de gestionar -un problema con el que no desea encontrarse el nuevo Gobierno del PP-; y, según las fuentes consultadas, tendrían también un elevado coste económico que podría superar al de su adjudicación al Sabadell.

Fondos públicos

La integración de la CAM en el banco catalán tampoco resultará nada barata. El esquema de protección de activos que ofrecía el Banco de España suponía que los primeros 4.000 millones de pérdidas que generara la caja alicantina se cubrirían con sus propias provisiones. Entre esa cantidad y los 16.500 millones, el FROB (en realidad el nuevo Fondo de Garantía de Depósitos) se haría cargo del 80% y el adjudicatario correría con el restante 20%. Y, además, existía la opción de solicitar otros 6.000 millones adicionales. Aunque no ha trascendido cuánto ha pedido el Sabadell, en el sector se habla de que la cifra estaría en la horquilla más elevada posible. A ello hay que sumar las necesidades de liquidez que tiene la CAM para afrontar sus próximos vencimientos de deuda y para los que también se solicitarán avales públicos.

Por su parte, el banco presidido por Josep Oliu necesitaría ampliar capital -se habla de entre 2.000 y 2.500 millones de euros- para asumir los activos de la antigua caja alicantina, además del citado 20% de las pérdidas que se generen por la crítica situación de una parte importante de la cartera crediticia (la morosidad es del 21,8%). Entre sus puntos fuertes destaca su amplia experiencia en la integración de otras entidades -ha comprado seis bancos en los últimos 12 años-, además respetando su denominación y su implantación en sus territorios tradicionales.