El sector pesquero de Castelló y Valencia ha recibido un notable espaldarazo para sus intereses comerciales al sellar un acuerdo "indefinido" de suministro de productos frescos a Mercadona, cadena de supermercados que se compromete a comprar unas 200 toneladas al mes, es decir 2.400 por año, a las cofradías de pescadores. Este pacto comercial se produce en un momento difícil para esta actividad profesional, cuya rentabilidad se ha desplomado como consecuencia del encarecimiento de los combustibles, la competencia de las importaciones y los precios bajos.

La actividad pesquera de la Comunitat Valenciana continúa estancada desde hace años con unas capturas anuales de unos 30 millones de toneladas. El acuerdo con Mercadona permitirá colocar en el mercado alrededor de un 8% de dicho volumen y cubrir así la pérdida de clientes registrada durante los últimos años por la crisis. El sector genera una facturación algo superior a los 100 millones de euros al año y 3.500 puestos de trabajo, aunque ahora con serios recortes al disminuir cada vez más la flota. La federación de Valencia está integrada por 500 pescadores y 163 embarcaciones, mientras que las de Castelló aglutinan a unos 794 trabajadores y 187 barcos, la mayoría de pesca artesanal. Sus presidentes, Miguel Castell y Vicente Pérez, junto con la consellera del Agricultura, Maritina Hernández, destacaron ayer que el citado acuerdo comercial "mejora las perspectivas de venta de sus capturas y los rendimientos de del sector pesquero".

Los convenios de colaboración firmados entre Mercadona y las federaciones de pescadores de Castelló y Valencia también determinan que el precio por kilo de pescado "se fijará teniendo en cuenta los precios según la subasta del día". Con esta práctica, Mercadona, según el director de Compras de carne y mar, Rafael Berrocal, implica su apoyo a las lonjas españolas -con Alicante ya selló un acuerdo similar en 2011-y apuesta por su estrategia de ofrecer pescado fresco a sus clientes "del barco al mostrador" en algunos de sus supermercados.

El difícil momento para el sector pesquero queda reflejado en algunas cofradías de pescadores, como la de Valencia, donde se producen atrasos en los pagos de las nóminas de sus empleados y se demoran pagos a armadores por los problemas económicos de la sociedad que opera desde el puerto de Valencia.