La chufa vuelve a ser en la campaña de 2012 uno de los pocos cultivos del campo valenciano que puede presumir de estabilidad en los precios que recibe el agricultor. La disminución de excedentes en los secaderos, el descenso de importaciones procedentes de países africanos (sobre todo de Costa de Marfil), la apuesta por la chufa autóctona y por el consumo de la horchata tradicional han devuelto a los productores -después de tres campañas en pérdidas- la rentabilidad y el interés por sembrar este tubérculo emblemático de l'Horta Nord. El agricultor recibe una media de 0,54 euros por kilogramo, frente a los 0,36 euros de temporadas anteriores, lo que le devuelve al umbral de la rentabilidad en su cuenta de explotación.

La Asociación Valenciana de Agricultores atribuye la obtención de precios estables, mínimamente por encima del umbral de rentabilidad, a un reequilibrio entre la oferta y la demanda. En la última campaña, las cotizaciones en campo remontaron a raíz de la reducción de la cosecha a los niveles de 2006 (poco más de 5.000 toneladas) y de las importaciones de chufa africana, más barata pero de peor calidad. En cuanto a la demanda, el mayor consumo de horchata tradicional elaborada con chufa valenciana (un 5 % más respecto al año pasado) también ha contribuido finalmente a rebajar los excedentes almacenados en una tercera parte. "Aunque la aceptable marcha del último curso va a provocar de cara a la próxima campaña un aumento significativo de la superficie de cultivo, los precios se mantienen sólidos y hay buenas expectativas comerciales", destaca el presidente de AVA, Cristóbal Aguado.

Una nueva enfermedad

Ante la próxima cosecha, el sector teme la posible propagación de un hongo cuyo origen y tratamiento no están esclarecidos y que, al causar una mancha negra o de un marrón distinto al habitual, ya está provocando mermas de producción superiores al 10%. Aunque la calidad de la horchata está garantizada, distintas investigaciones ya se han puesto en marcha para frenar esta enfermedad que amenaza con recortar la oferta. "El sector está preocupado por la llegada de esta anomalía. Un nuevo peligro del que no se sabe si ha podido desembarcar en tierras valencianas desde alguna importación de África", asegura Aguado.