La aerolínea Air Nostrum ha dejado definitivamente atrás la crisis que casi la tumba hace unos años. El proyecto liderado por Carlos Bertomeu, en plena diversificación geográfica y con la vista puesta en la entrada en nuevos sectores, obtuvo un beneficio en 2017 de 13,2 millones, el doble que el año anterior, tras lograr una facturación de 458 millones, un 7,7% más.

En línea con estos resultados, los socios de la compañía se han repartido 6,6 millones en dividendos con cargo a esos beneficios del pasado ejercicio, el doble que el año anterior. Así consta en la memoria que acompaña a las cuentas anuales de 2017. Es la mitad del beneficio. Del resto, 6,2 millones se destinan a reservas y 397.991 euros a reservas de capitalización.

Carlos Bertomeu, máximo accionista, es el titular del 51,21% de las acciones. Los socios fundadores del IVI, José Remohí y Antonio Pellicer, poseen cada uno el 14,74% a través de sus sociedades patrimoniales, participación ligeramente por debajo que el año anterior.

La mejora de la rentabilidad de la compañía es un hecho en los últimos años. La compañía, en su informe de gestión, achaca los buenos resultados al aumento en los niveles de ocupación de pasajeros, la disminución de los niveles del precio del petroleo y a una política de costes desde que comenzaron un «proceso de reestructuración tendente a incrementar, fundamentalmente, la eficiencia del coste de la flota de aeronaves».

La franquiciada de Iberia para vuelos regionales cuenta con proyectos de diversificación en Sudamérica, Norte y Este de Europa y Norte de África, y está en plena integración con la irlandesa CityJet. Con esta unión la firma valenciana quiere seguir creciendo como aerolínea especializada en la operación de vuelos regionales para apoyar a las grandes aerolíneas europeas. Ya presta aviones a Lufthansa y la escandinava SAS, entre otras.