El próximo 9 d’Octubre, día de la Comunitat Valenciana, la autonomía se juega parte de sus intereses económico. Ford ha convocado una reunión extraordinaria en Colonia, sede de la división europea, con los representantes del comité de empresa europeo, integrado por miembros de todas sus plantas en el viejo continente. El objetivo no es otro que explicar los planes de reestructuración que quiere acometer la multinacional en Europa.

El nerviosismo es evidente. Desde hace meses la compañía con base en Detroit está deslizando mensajes sobre la necesidad de realizar cambios en su división europea, que ha dejado de ser rentable.

Los últimos resultados han acrecentado las dudas. Si en 2017 los beneficios cayeron drásticamente (234 millones de dólares antes de impuestos, 971 menos que en 2016) con el brexit como gran culpable, en lo que va de año la firma ya se ha situado en números rojos.

En este contexto, los representantes sindicales reconocen la inquietud: «Vamos a ver qué planteamientos nos hace la dirección europea de Ford. Vamos a ir con toda la cautela y vamos hacer un análisis de cuál es la situación y el futuro que nos espera. Ahora mismo sí que está teñido de bastante incertidumbre», explica el presidente del comité de empresa y portavoz de UGT-Ford, Carlos Faubel.

Aunque esta iba a ser una reunión ordinaria de los representantes de los trabajadores, el presidente de Ford Europa, Steven Armstrong, ya ha trasladado que participará para abordar la delicada situación. «Creo que la reestructuración va a ser de una dimensión considerable, una situación fuerte, pero no sabemos qué alcance o a qué nivel puede llegar. Es algo que está decidiendo Ford en EE UU y es algo que nos trasladarán el próximo mes en la división europea», añade. La falta de información sobre la dimensión de estos ajustes es, precisamente, lo que está disparando las alarmas. Los rumores que emanan de la prensa especializada contemplan todos los escenarios: desde un despido de 24.000 empleados, según Morgan Stanley, que sufriría principalmente la división europea, hasta escenarios dispares más o menos graves, como una retirada del mercado europeo, la renuncia a fabricar determinados modelos o incluso la búsqueda de un socio en el viejo continente.

Según otras informaciones, el CEO de Ford Motor Company, Jim Hackett, tendría listos diez mil millones de euros para acometer este plan de ajustes en Europa.

El contexto, en Ford y en todo el sector, no es propicio. El automóvil afronta un tiempo de cambio en las motorizaciones (con la crisis del diésel y la transición de forma definitiva hacia los vehículos híbridos y eléctricos). Además, las tendencias del mercado han relegado determinados vehículos en las preferencias del público.

Única marca sin aliados

En el caso de Ford, la multinacional ha decidido reducir drásticamente su catálogo en Estados Unidos para centrarse paulatinamente en dos tipos de vehículo: Pickup y SUV.

Además, Ford no afronta este tiempo de desafíos desde una posición sólida. A la pérdida de rentabilidad se une el hecho de que es el único fabricante que cabalga en solitario en Europa, tras un período en que el sector ha vivido grandes concentraciones entre las marcas de referencia.