El Banco Central Europeo (BCE) aprobó ayer un paquete de fuertes estímulos monetarios para apoyar la economía porque el debilitamiento que atraviesa la zona del euro es más serio de lo que se pensaba. El presidente del BCE, Mario Draghi, dijo en la rueda de prensa tras la reunión del Consejo de Gobierno que la información disponible desde finales de agosto «indica un debilitamiento de la economía de la zona del euro más largo», la persistencia de riesgos a la baja para el crecimiento y una inflación débil por el debilitamiento del comercio internacional y las incertidumbres, que afectan especialmente al sector manufacturero. Pero también instó a algunos gobiernos de la zona del euro a aplicar las políticas fiscales adecuadas para estimular la economía y que los tipos de interés suban. Draghi no mencionó ningún país, pero en la rueda de prensa quedó claro que Alemania tiene espacio fiscal suficiente para gastar más y que Italia debe hacer lo contrario.

El dirigente se pronunció así en lo que apunta a ser su último paquete de medidas antes de despedirse de la institución el próximo 31 de octubre, «Draghi se ha despedido con un 'big bang'. A pesar de que, oficialmente, hoy era su penúltima reunión del BCE, probablemente ha dejado atada la política monetaria para los próximos años», asegura el economista jefe de ING, Carsten Brzeski.

La institución con sede en Fráncfort ha sorprendido a los mercados anunciando un completo paquete de medidas: bajada del tipo de facilidad de depósito, segmentación a la hora de aplicar los tipos sobre el exceso de reservas, modificación de la orientación a futuro, reinicio de las compras de activos y modificación de las próximas subastas de liquidez.

«Todos los instrumentos estaban sobre la mesa y listos para ser usados. Bien, eso es lo que hemos hecho», apostilló Draghi en la rueda de prensa posterior al encuentro del Consejo de Gobierno del BCE.

Más agresivas de lo esperado

«Las medidas han sido más agresivas de lo anticipado, lo que revela la preocupación del BCE por la situación de la Unión Económica y Monteria», explicó el director de análisis macroeconómico y financiero del servicio de estudios de Mapfre, Gonzalo de Cadenas-Santiago.

Sin embargo, el banquero italiano reconoció que el BCE cada vez tiene más difícil influir en el crecimiento económico y los precios por sí solo, y desveló que entre todos los bancos centrales nacionales de la eurozona había un «consenso unánime» en que la política fiscal se debía convertir en la herramienta principal.De hecho, Draghi subrayó que, si se pusieran en marcha medidas fiscales expansivas en la eurozona, el impacto del paquete de medidas anunciado sería mayor, mientras que el tiempo que necesitaría estar en vigor sería menor.

«El paquete de hoy probablemente revitalizará la búsqueda de rendimientos, y esperamos que los mercados de crédito se recuperen», afirmó la gestora de renta fija de Fidelity International Rosie McMellin.