Los expertos creen que el futuro puede pasar por los vehículos propulsados por hidrógeno, una tecnología que todavía no está suficientemente madura y que es cara. En los últimos cuatro año se han producido grandes avances. El coche Hyundai Nexo costaba 400.000 euros en 2015 y ahora vale 65.000, según advierten los distribuidores de hidrógeno. Holanda ya está invirtiendo en el hidrógeno con un enfoque industrial. El país ha conseguido bajar su precio de diez euros el kilo a tan solo cinco gracias a su producción masiva. Otro de los problemas del hidrógeno, aparte de su coste, es su peligrosidad, ya que en contacto con el oxígeno se puede inflamar.