El expresidente de Nissan Carlos Ghosn llegó en las últimas horas a Beirut tras fugarse de Japón, donde estaba en libertad bajo fianza a la espera de un juicio que podría representar para él una larga condena en las cárceles niponas. Su fuga fue justificada por creer que en Japón se enfrentaba a un sistema judicial «parcial donde prevalece la presunción de culpabilidad».

«No me he fugado de la Justicia, me he escapado de la injusticia y de la persecución política», afirmó Ghosn.

Ghosn permanecía en su residencia de Tokio y los pasaportes de su triple nacionalidad estaban en poder de sus abogados, una de las condiciones impuestas por el juez que aprobó su libertad bajo fianza el pasado 25 de abril, al final de su segunda detención provisional.

Fue arrestado por primera vez el 19 de noviembre de 2018, quedó en libertad bajo fianza el 6 marzo y nuevamente fue detenido el 4 de abril, todo ello para responder a las cuatro acusaciones de la fiscalía por presuntas irregularidades financieras. Al menos una de las causas a las que se enfrenta en Tokio conlleva una pena máxima de diez años de prisión, que se unirían a otras tres acusaciones.

Ghosn, de 65 años, salió del país con una identidad falsa, y llegó a Beirut a bordo de un avión privado, aunque no se tienen detalles de la ruta que siguió.