Las importaciones masivas de cítricos de Sudáfrica por parte de la Unión Europea (UE) han vuelto a poner en pie de guerra a las organizaciones agrarias Unió de Llauradors y AVA-Asaja tras conocerse los últimos datos de interceptaciones de partidas contaminadas por enfermedades vegetales, así como por los planes de Bruselas que incentivan el incremento de compras procedentes de países terceros, que sustituyen y desplazan del mercado comunitario la producción europea.

La Unió de Llauradors denuncia que los puertos de la Unión Europea interceptaron durante 2019 un total de 164 envíos -por 100 en 2018- procedentes de terceros países con cítricos infestados de plagas y enfermedades, lo que representa un 64% más que en todo el pasado año. Sudáfrica y China son los países donde mayor número de interceptaciones se produjo en 2019, con 34 (+164%) y 25 (+108%), respectivamente. Seguidos muy de cerca por dos países de Mercosur como Uruguay y Argentina con 23 (+360 %) y 21 (-5 %).

La mayor parte de las importaciones retenidas con plagas y enfermedades corresponden a la Phyllosticta citricarpa (45), el hongo que causa la temida mancha negra, y a la Thaumatotibia leucotreta (28), la falsa polilla que provoca graves daños comerciales a los cítricos. Ambas son plagas y enfermedades de cuarentena con un grave riesgo que siguen sin estar presentes en la citricultura europea y cuya amenaza es cada vez más grande.

Reciprocidad

En ese sentido, la organización liderada por Carles Peris considera que el balance de interceptaciones vuelve a poner de manifiesto la necesidad de que las autoridades comunitarias se tomen muy en serio todo lo relacionado con la vigilancia fitosanitaria y se planteen de una vez por todas implantar el tratamiento en frío y el control en origen para las importaciones de cítricos porque el riesgo está cada vez más latente. Peris indica que «a nuestros cítricos por ejemplo Estados Unidos, Japón o China les exigen unas condiciones para exportarlos allí; mientras que aquí cualquier país que desee exportar a la UE pretende imponer sus reglas y eso no se puede consentir».

La Unió también lamenta que la Comisión Europea prohibirá la entrada en territorio comunitario a partir del próximo mes de octubre de todas aquellas producciones que contengan residuos de Clorpirifós y Metil Clorpirifós (un insecticida muy utilizado en el campo), sustancias cuyo uso quedará prohibido a partir de abril para los agricultores europeos. La decisión da la razón a las quejas de la Unió, quien había criticado recientemente el doble rasero de la UE al permitir la llegada de productos con esas sustancias, mientras los prohibía en su territorio.

«Falta de coherencia»

Mientras tanto, AVA-Asaja denuncia la incoherencia de la CE al proclamar una Política Agraria Común (PAC) más verde y el Green New Deal ya que incentiva importaciones que sustituyen la producción citrícola europea. Según el presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, «para Bruselas una cosa son las palabras en defensa del medio ambiente y otra radicalmente distinta son los hechos en forma de acuerdos comerciales».

La organización agraria destaca el impacto comercial y el riesgo fitosanitario que provocan las importaciones de cítricos originarios de países terceros, principalmente las mandarinas de Sudáfrica en la primera mitad de la campaña europea (de septiembre a diciembre) y las naranjas de Egipto en la segunda mitad (de diciembre a junio).

Sudáfrica ha plantado en los últimos años más de 23 millones de plantas y las previsiones más objetivas apuntan a que en cinco temporadas podrá introducir en la Unión Europea unas 600.000 toneladas de mandarinas tardías durante el inicio de la campaña citrícola comunitaria. Este volumen al alza tendrá un efecto demoledor sobre las 300.000 toneladas de variedades extratempranas y tempranas que se cultivan actualmente en España.