La economía valenciana se dispone a cerrar 2020, el de la crisis de la covid, con unas expectativas bastante peores que las del conjunto de España, pero, cuando llegue la recuperación el año que viene y el siguiente, las tornas cambiarán, según un informe hecho público ayer por la Conselleria de Economia en el que constata que, como ha sucedido en tantas crisis del pasado, la Comunitat Valenciana suele tener un comportamiento peor que el del país, aunque luego salga con más facilidad por su mayor exposición al exterior. Esta pandemia, que está afectando de manera especial a la movilidad y, por tanto, al turismo, no podía ser una excepción.
El citado departamento de la Generalitat, tomando en consideración los pronósticos realizados para la economía española por diferentes organismos privados y públicos -como la Comisión Europea, el FMI, el Banco de España, Funcas, Hispalink o el Gobierno central- realiza una transposición para ver qué sucederá en la Comunitat Valenciana. Según esos datos, el PIB autonómico se contraerá al cierre de este 2020 en un 13,9 %, lo que implica 2,7 puntos más que el 11,2 % de la media española. La situación mejorará en 2021, cuando el Producto Interior Bruto valenciano subirá un 8,5 % frente al 7,5 % de España. Si el año que viene, con las vacunas, se controla la crisis del coronavirus, el siguiente, 2022, ya sería una ejercicio de normalidad en el crecimiento, con una subida del PIB del 1,8 %, en este caso dos décimas menos que el 2 % pronosticado para España.
No obstante, los augurios varían en función de los cambios que algunos organismos ya han empezado a introducir dada la magnitud del daño en la economía que está causando la segunda ola de la covid. Los dos que lo han hecho son Ceprede y la Comisión Europea. Ambos a peor, claro. A partir de ese nuevo escenario, el PIB valenciano baja un 14,1 % en 2020 (dos décimas más, al igual que el español) y aumenta un 8,2 % en 2021 (tres menos, por dos menos en España, que queda en el 7,3 %). El crecimiento en 2022 seguiría al alza pero de una forma más contenida: del 3 % en la Comunitat Valenciana y del 2,9 % en el conjunto del país.
El documento del Consell explica que los motivos que están detrás del peor comportamiento de la economía autonómica son «la particular especialización productiva valenciana, una productividad por debajo del promedio nacional, el tamaño medio del tejido empresarial formado básicamente por pymes y el mayor grado de apertura externa».
Agricultores, jóvenes y extranjeros, los más damnificados por la automatización
La exposición del empleo a la automatización es heterogénea y depende de los sectores y territorios. Actividades con un alto riesgo de verse afectadas por esta tendencia son la agricultura, la pesca y la ganadería, mientras que la educación y la sanidad se sitúan en el otro lado de la balanza, según el informe del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) «Cambios Tecnológicos, trabajo y actividad empresarial: el impacto socioeconómico de la economía digital», dirigido por Francisco Pérez y elaborado por un equipo del que forma parte el investigador José María Peiró, para el Consejo Económico y Social (CES) tras recibir el XXI Premio de Investigación de este organismo. El documento añade que, por el tipo de ocupaciones que desempeñan, la probabilidad de verse afectados por la automatización es superior «para los extranjeros, los jóvenes, las personas que no continúan formándose y las de menores niveles educativos. Los universitarios destacan, en cambio, por estar empleados en ocupaciones con un riesgo de automatización muy inferior al del resto de trabajadores, aunque existen diferencias» según el tipo de estudios cursados.
