Repsol invertirá 18.300 millones de euros hasta 2025 para descarbonizar su cartera de activos y desarrollar un nuevo modelo operativo con el objetivo de ser una compañía multienergía, según anunció ayer en la revisión anual de su plan estratégico. La empresa, que prevé reducir su presencia de 20 a 14 países, invertirá la mayor parte de ese dinero (42%) en España, especialmente en la renovación de la industria. El plan será autofinanciado por la compañía, que se ha comprometido a mantener el valor para el accionista al repartir hasta 6.700 millones de euros durante estos cinco años, entre dividendos en efectivo y recompra de acciones.

En su objetivo de ser una compañía de cero emisiones netas en 2050, la petrolera establece nuevas marcas intermedias, con una reducción de la intensidad de carbono del 12% para 2025, del 25% para 2030 y del 50% para 2040, frente al 10%, 20% y 40%, respectivamente, que había establecido hace un año. Para ello, las inversiones en iniciativas bajas en carbono ascenderán a 5.500 millones de euros, un 30% del total. La mayoría, alrededor de 4.300 millones de euros, estará destinada a la generación renovable y el almacenamiento (incluido hidrógeno), mientras que más de 1.000 millones de euros se dirigirán al negocio industrial para enfocarse hacia los biocombustibles y el hidrógeno, según explicó su consejero delegado, Josu Jon Imaz, en un encuentro virtual con los medios de comunicación celebrado ayer. No obstante, Imaz advirtió que descarbonización no significa la desaparición del petróleo y del gas, que «tienen que existir y seguirán existiendo en un mundo descarbonizado».

El nuevo plan se divide en dos partes. La primera se desarrollará el próximo año y priorizará medidas de eficiencia, reducción de inversiones y optimización del capital, así como aquellos proyectos ya en marcha como los de las refinerías de Bilbao y Cartagena o algunos activos renovables. La segunda, a partir del año 2022, se enfoca en la aceleración del crecimiento.