Toque de atención del Banco de España a unos días que empiecen las fiestas de Navidad. El organismo supervisor ha advertido de que la recuperación de la economía a corto plazo depende de que el «mantenimiento de ciertas restricciones en las ramas en las que el contacto social desempeña un papel más relevante, junto con los comportamientos voluntarios de observancia del distanciamiento social, consiga contener los nuevos brotes de la enfermedad». Es decir, que ha hecho un velado llamamiento a que la responsabilidad individual y colectiva evite la adopción de medidas más contundentes para frenar la pandemia, con el consiguiente lastre para el PIB.

En su último informe trimestral sobre la economía española publicado ayer, la institución gobernada por Pablo Hernández de Cos valora que la población se haya acostumbrado en cierto grado a convivir con el coronavirus. Así, ha destacado que la «adaptación de los patrones de conducta» de los hogares y las empresas a la enfermedad -a través, por ejemplo, del creciente uso del comercio online y el teletrabajo- está «limitando» los efectos sobre la actividad de las nuevas medidas de contención, cuyo impacto es «sensiblemente más reducido» que las adoptadas durante la primavera.

El organismo, con todo, ha alertado de que todavía queda un trecho importante para poder cantar victoria sobre la covid-19. Los anuncios sobre los avances en las vacunas en noviembre, admite, han recortado «algo» la previsión de muchas instituciones de que estuvieran disponibles para mediados de 2021. «Sin embargo, simultáneamente, la incertidumbre sigue siendo elevada en cuanto al tiempo necesario para inmunizar al conjunto de la población, por las dificultades que conllevan la fabricación y la distribución del número de dosis necesarias», ha puntualizado.

Se trata de un asunto de máxima importancia, y no solo por razones sanitarias. De las vacunas, ha advertido el Banco de España, depende el tamaño de las cicatrices que dejará la crisis.

Caída trimestral

La importancia de la vacunación y la responsabilidad social resulta evidente ante los últimos datos económicos. La actividad comenzó a frenarse tras el verano y está sufriendo una «cierta desaceleración adicional» en el cuarto trimestre como consecuencia de las medidas de contención de la segunda ola del coronavirus. Como ya adelantó hace unos días, el Banco de España prevé una caída del PIB del 0,8% entre octubre y diciembre frente al trimestre anterior en su escenario central, lo que equivale a un retroceso interanual del 9,8%. En el periodo, la mitad de las empresas han visto caer su facturación y podría producirse el primer descenso en el precio de la vivienda desde el estallido de la pandemia.

También ha elaborado un escenario más benigno (0,6% y -8,6%) y otro más severo (-3% y -11,8%) debido a la naturaleza «incompleta» de la información disponible. Para el año que viene, el Banco de España calcula como más probable un crecimiento del 6,8% (8,6% en el escenario positivo y 4,2% en el negativo).