La covid, que atacó al presidente de la CEV, Salvador Navarro, y le obligó ayer a permanecer en su domicilio, fue la única sorpresa en la asamblea de la patronal autonómica, dedicada en exclusiva a renovar los cargos en la organización. La lista de cien miembros a la junta directiva que encabezaba el líder empresarial fue elegida por aclamación, en un acto que contó con la presencia de cerca de 350 personas, entre ellos el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, buena parte de su consell -Arcadi España, Vicent Soler, Carolina Pascual, Héctor Illueca y Mireia Mollà- así como el presidente de la Diputación de València, Toni Gaspar, y la delegada de Gobierno, Gloria Calero.

X. Puig, ayer, junto a los consellers Soler, Pascual, Mollà, España e Illueca. | F. B.

No había otra candidatura y los vocales de la asamblea dieron su visto bueno a todas las propuestas que les fueron sometidas a votación, como la elección de los 51 miembros del comité ejecutivo, los 20 vocales de la junta directiva designados a propuesta de los diez vicepresidentes, también avalados, y las presidencias de la organización en Valencia (Eva Blasco), Alicante (Joaquín Pérez) y Castelló (Luis Martí). Estos tres últimos y Navarro fueron nombrados entre los 10 representantes que la CEV tiene en la junta directiva de la española CEOE. Además de ellos, están en ese grupo Vicente Lafuente, Rafael Juan, Toni Mayor, José Luis Santa Isabel, Miguel Burdeos y Vicente Nomdedeu.

Navarro reclama a los políticos que respeten el pacto de la reforma laboral

Navarro, que afronta su último mandato tras ser elegido en 2018, aunque llevaba al frente de la CEV provincial desde 2011, intervino por videoconferencia desde su domicilio, al confirmar ayer por la mañana que se había contagiado de covid. Al margen de los mensajes de consumo interno, como la necesidad de que los empresarios se impliquen más económicamente para reforzar la independencia de la patronal o el anuncio de unos premios para distinguir los «labores y principios» de la labor empresarial, el presidente de la CEV centró su discurso en dos cuestiones: la financiación autonómica y la fiscalidad y la reforma laboral.

En relación con esta última, Navarro reclamó que «los partidos políticos deberían ser responsables y respetar el acuerdo» entre sindicatos y patronal para la reforma laboral. En un momento en que los aliados del Gobierno, como ERC o el PNV, se niegan a apoyarla en su redacción actual y cuando la CEOE ya ha advertido de que se saldrá del pacto si se introducen cambios, el presidente de la CEV expresó su confianza «en que el trámite parlamentario de convalidación del Real-Decreto ley mantenga intacto el espíritu y la letra del texto surgido del acuerdo tripartito».

Navarro reitró su preocupación por los «pocos avances en el ámbito político» respecto a la financiación autonómica y su inquietud por que el Estado no asuma la deuda histórica valenciana. En su opinión, «este caduco sistema de financiación ha incentivado en parte la aparición de figuras impositivas en el conjunto de las autonomías», que cifró en 85 tasas. Son un sinfín de tributos que, en su opinión, rompen las unidad de mercado. Por tanto, pidió avanzar hacia un «tratamiento fiscal armonizado, con un número limitado de tributos autonómicos propios».

Por su parte, Puig afirmó que «hoy la alta política, la política con visión de Estado, se encuentra más en el marco del acuerdo social que en el bloqueo partidista; hay que valorar más a la empresa por alejarse de tanto ruido interesado y acercarse a las necesidades de la calle». En este contexto, señaló que «la cohesión social y el interés general son la línea que ningún partidismo debería jamás rebasar, porque ese ruido tantas veces alimentado no puede amenazar ni la llegada de los fondos europeos ni situar en la trinchera partidista un pacto histórico entre la CEOE y sindicatos».