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Opinión

Formación para el cambio

La creciente complejidad del entorno competitivo de las empresas y la necesaria velocidad de adaptación al mismo de las estructuras organizativas justifican el creciente interés por el desarrollo de nuevas competencias vinculadas a la digitalización, las nuevas tecnologías, la globalización y la gestión de la multiculturalidad

La creciente complejidad del entorno competitivo de las empresas y la necesaria velocidad de adaptación al mismo de las estructuras organizativas justifican el creciente interés por el desarrollo de nuevas competencias vinculadas a la digitalización, las nuevas tecnologías, la globalización y la gestión de la multiculturalidad.

La formación es un sistema de motivación y retención del talento que estimula el desarrollo profesional de los miembros de la organización y además capacita la estructura de la empresa para adaptarse y reaccionar a los cambios y necesidades del mercado.

Esta es la razón por la que necesitamos generar competencias que distingan a unas empresas de otras. La formación sirve para actualizar los conocimientos, mejorar habilidades y actitudes de los trabajadores y orientarlas a las necesidades reales y puntuales derivadas de la actividad de la empresa. Pero son estas últimas, las actitudes, las más críticas en los procesos de cambio en los que se encuentran muchas empresas. La estrategia de la empresa sale de la propia dinámica externa del mercado en el que compite pero cuando se va a implantar es la cultura la que domina. Como se suele decir «cuando la cultura entra en la empresa la estrategia sale por la ventana».

Por ello, cada vez más la formación se ha orientado a una mayor interiorización experiencial que no una simple transmisión de conocimiento. Cada vez más se utilizan metodologías innovadoras que se desarrollan con sistemas de formación con soportes de realidad virtual y/o aumentada, gaming, formación vivencial, el coaching, formación outdoor, ? que aportan elementos de valor añadido al propio proceso de formación e integración de capacidades y habilidades en la organización.

La formación vivencial arropada por la pedagogía de la situación, como instrumento de aprendizaje, desmitifican la preocupación por los contenidos para dar protagonismo a la vivencia de los factores que permiten desarrollar las habilidades directivas, refuerzan nuevos modelos de liderazgo, ayudan a desaprender, romper paradigmas, la interiorización del pensamiento estratégico en la toma de decisiones, así como la potenciación de nuevas competencias para las necesidades futuras de las organizaciones a escala personal y grupal.

Por ello, cada vez más empresas se desarrollan modelos de pequeñas «escuelas corporativas» donde se trabaje de una manera integral con el equipo de la empresa el desarrollo de un lenguaje y competencias comunes que refuercen los procesos de cambio y evolución cultural de sus organizaciones. Que transmitan a toda la organización los nuevos enfoques de negocio, la revisión de la estrategia y evolucionen los valores y cultura para traducirlos de una manera clara y explícita en «nuevos comportamientos» en el día a día de la organización.

Hoy, el desarrollo de la capacidad de aprendizaje y la formación son la herramienta necesaria para la adaptación al proceso que siempre es constante, el cambio.

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