La fractura de cadera se ha convertido, por su potencial incapacitante, en una de las dos grandes amenazas para la población anciana, junto con los accidentes cerebrovasculares. Con el paso de los años, la incidencia de esta lesión ha pasado a situarse en los 7 casos por cada 1.000 habitantes mayores de 65 años y su tendencia alcista podría superar los 6 millones de fracturas anuales en 2050.

Según datos de la Conselleria de Salud, 9 de cada 10 pacientes con fractura de cadera tienen 65 años o más y múltiples problemas médicos. “La causa más frecuente de la fractura de cadera en personas de más de 65 años es la enfermedad osteoporótica”, asegura José Luis López Peris, jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Quirónsalud de Valencia.

Este tipo de lesión produce un gran impacto físico, mental y social en quienes la sufren y su entorno, además de un importante consumo de recursos económicos y humanos, por lo que podría ser concebida como una de las epidemias socio-sanitarias del siglo XXI.

Relación de la osteoporosis con la fractura de cadera

La osteoporosis es un trastorno generalizado del esqueleto muy prevalente que afecta a 3 millones de personas en España, en el cual existe una alteración de la resistencia ósea que predispone a la persona a un mayor riesgo de facturas. “La osteoporosis produce una disminución de la densidad de masa ósea, de modo que los huesos se vuelven más porosos y frágiles, resisten peor los golpes y se rompen con mayor facilidad”, explica el especialista.

Por otro lado, esta enfermedad tiene una mayor afección en las mujeres. Según el doctor José Luis López Peris, “los huesos femeninos son, por un hecho constitutivo de la fisiología femenina, más finos y frágiles que los masculinos”. Además, el cambio hormonal que se produce en las mujeres con menopausia, favorece un esqueleto más frágil y por tanto, con mayor tendencia a fracturas óseas, como la de cadera. De este modo, se calcula que 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 9 hombres mayores de 80 años sufrirán una rotura de cadera en su vida.

“Podemos evitar o disminuir el riesgo de desarrollar osteoporosis de diversas formas”, confiesa el traumatólogo. Realizar actividad física de forma mantenida, llevar una dieta adecuada y rica en calcio, evitar los hábitos tóxicos y mantener concentraciones óptimas de vitamina D en nuestro organismo son algunos de los métodos recomendados por los especialistas para evitar esta enfermedad. Además, realizar un seguimiento de la densidad mineral puede ayudar a prevenir la osteoporosis en pacientes ancianos o poner un tratamiento adecuado y personalizado, en caso de detectarla.

Operación de cadera

“Tras sufrir una fractura, la persona afectada presenta una incapacidad completa para la movilización y la deambulación de forma independiente. En la mayoría de los casos resulta imposible incluso la sedestación en una silla o un sillón y, por lo tanto, el paciente queda obligado al encamamiento”, resalta el especialista en traumatología.

Esta situación crea, a su vez, una serie de complicaciones que afectan directamente al estado general del paciente. De este modo, las personas encamadas terminan desarrollando problemas en la capacidad de ventilación e infecciones secundarias del aparato respiratorio (bronquitis o neumonías), problemas circulatorios, problemas digestivos, lesiones dérmicas, anemización aguda, anemización aguda, deterioro de la función hepática o renal y agudización de cuadros neurológicos.

El tratamiento quirúrgico precoz es vital para la posterior recuperación de la funcionalidad. Levante-EMV

Operarse en las primeras 48 horas es vital para una correcta recuperación

La posibilidad de desarrollar estos problemas, así como la necesidad de disminuir el grave dolor y la incapacidad asociada a estas lesiones hace que la fractura de cadera precise un tratamiento quirúrgico prácticamente en todos los casos. “Este tratamiento deberá realizarse de forma óptima durante las 48 horas posteriores a la fractura -recuerda el doctor López Peris-. El tratamiento quirúrgico temprano posibilita la movilización del paciente, disminuye el dolor y el sangrado, evita los problemas secundarios y mejorará las posibilidades de recuperación funcional y recuperación de la actividad previa a la factura”.

¿Es posible no operarse de la cadera?

La opción de no pasar por quirófano solo se contempla en casos aislados en los que el deterioro del estado general y funcional del paciente previo a la caída sea muy avanzado y no se prevean posibilidades de recuperación con la intervención quirúrgica.

“Tras una fractura de cadera se producirá una alteración grave en la anatomía del miembro fracturado. El miembro inferior afecto por la fractura queda generalmente en una situación de rotación externa y acortamiento acusado de forma definitiva, no siendo posible su restauración a la normalidad sin una intervención quirúrgica”, resalta el profesional.

De este modo, el doctor asegura que no intervenir una fractura de cadera asociará unos problemas iniciales como “sangrado mantenido, encamamiento prolongado, úlceras por decúbito y problemas respiratorios o digestivos”: “A largo plazo, las consecuencias de no intervenir la cadera fracturada serán el dolor y deformidad mantenidos en el tiempo y, con frecuencia, la no unión de la fractura conocida como pseudoartrosis. Estas alteraciones derivarán en la incapacidad para la deambulación y para la recuperación funcional del paciente”, confirma el doctor López Peris.

“La mejor decisión ante una fractura de cadera será la intervención quirúrgica con reducción y estabilización de la fractura y la movilización temprana del paciente afecto. Esta intervención deberá realizarse de la forma más temprana posible, teniendo en cuenta una correcta estabilización del paciente previa a la cirugía”, sentencia el traumatólogo de Quirónsalud Valencia.

Entre 3 y 6 meses para recuperarse de una operación de cadera

Un implante protésico de cadera puede permitir una recuperación funcional completa. Levante-EMV

La rehabilitación tras una fractura de cadera puede ser muy costosa. Sin embargo, una movilización precoz después de la intervención es muy importante para mejorar las posibilidades de recuperación.

“Si la evolución es favorable, se aconseja la sedestación (posición sentada) a las 24 horas y la bipedestación (ponerse de pie) con ayuda a las 48 horas. En los casos en que su cirujano se lo permita, puede iniciar la deambulación entre 48 y 72 horas después de la cirugía”, afirma el especialista en cirugía de cadera y pelvis en el Hospital Quirónsalud de Valencia. El proceso inicial de rehabilitación dependerá de diferentes factores, como la edad del paciente, sus comorbilidades o la cirugía a la que ha sido sometido.

De este modo, “entre los tres y los seis meses tras la intervención quirúrgica el paciente debe acercarse a la situación funcional previa a la fractura de cadera”, asevera Hernández.

Por último, la colocación de un implante protésico de cadera puede permitir una recuperación funcional completa y una actividad física satisfactoria para el paciente y similar a la existente previamente a la afectación de la cadera intervenida.