La campaña electoral más corta de la historia no ha estado exenta de anéctodas. Así finaliza un periplo de apenas una semana.

La «Baldoneta». Si alguien dudaba de que esta campaña electoral ha sido austera, que se lo pregunte al candidato de Més Compromís al Congreso por València, Joan Baldoví, quien para desplazarse a los mítines ha utilizado su propia furgoneta, bautizada ya como «Baldoneta».

Empujar el coche. Mientras, la cabeza de lista del PP al Congreso por València, Belén Hoyo, ha tenido que empujar el coche de campaña -y además dos veces- tras quedarse sin batería.

Bucear en campaña. Claro que hay quien no ha dudado en hacer campaña por tierra y también por mar, como el cabeza de lista del PSOE al Congreso por Alicante, Pedro Duque, quien se sumergió en las aguas de la isla de Tabarca y buceó junto a ocho científicos.

Perros en los mítines. Los perros han tenido su protagonismo, como Lucas, el «arma secreta» para el debate electoral del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, quien al final de un acto con familias en València mostró a Pelayo.

Reencuentros. La campaña ha dado lugar también a reencuentros, como cuando la número uno de Ciudadanos al Congreso por València, María Muñoz, descubrió en su visita al Preventorio Infantil de Real de Gandia que el director de la institución fue compañero de su padre en el Colegio Jesuitas.

«Piratas del Caribe». En los mítines no falta la música y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, fue recibido en el de Feria Valencia con los acordes de la película «Piratas del Caribe».

Disfrazados. Tampoco faltan las sorpresas, como cuando los asistentes al mitin de Santiago Abascal (Vox) en el recinto ferial de Alicante se cruzaron con gente disfrazada del salón del cómic.

Confidencias. En la campaña también ha habido hueco para las confidencias: como la de Mónica Oltra, quien desveló que su primer encuentro con su actual socio de coalición, Íñigo Errejón, «no fue afortunado», aunque mejoró después, cuando se tomaron una cerveza en el barrio del Carmen.