Se repiten cíclicamente en todas y cada una de las citas electorales. Y da igual que sean de izquierdas, de derechas, de centro, nacidos después de la Constitución del 78 -la que has liado, Albert- o nacionalistas. Creo que se imparten en primero de Ciencias Políticas. ¿Disponer de un 'community manager' de 4.000 euros al mes? ¿Contratar a un ´coach´ de liderazgo político? No, amig@s. Es mucho más sencillo que todo eso.

Uno. Hay que darse una vuelta por los mercados para departir -y ahora hacerse selfis-, entre puestos de lechugas, pescado y alpargatas con los amables dependientes. Y ahí llegan, en mangas de camisa y una naturalidad arrolladora, como cuando van a hacer la compra, con la mejor de sus sonrisas aunque expuestos, y más en estos tiempos, a la libertad de expresión del populacho. Que se lo pregunten a Rita.

Y dos. No olviden afanarse por achuchar y besar a los niños que encuentren a su paso, aunque las criaturas se resistan como quien viera al demonio. Ah, pellízquenles los carrillos y acarícienles el pelo. ¡Les encanta! Y si les regalan un juguetito con el logo del partido, ya no se puede pedir más. El iPhone blanco con pizarra mágica del PSPV de Burjassot es insuperable. Ahí tienes a los peques un buen rato entretenidos.

Hay una tercera opción, para los que tengan pretensiones de doctorarse con matrícula de honor 'cum laude': la bicicleta. Ahora ya no es monopolio exclusivo de los de Compromís. Ahora la bici mola. Un paseíto como el de Rajoy, Espe y Cifuentes el otro día, en plan Verano azul, todos ufanos y felices... y 'voilà'. Portada de los digitales seguro. Y 'memes' en las redes sociales, de esos que te acaban colapsando el 'guasap'.

Y está demostrado. O cumples con la ortodoxia del candidato o no ganas ni en tu barrio. O sí.