Los resultados electorales del 28 de abril están recién salidos del horno pero los expertos se afanan en buscar explicaciones a las nuevas tendencias que recoge el Congreso de los Diputados. La consolidación de Ciudadanos y Podemos en ambos lados del espectro político, la irrupción de Vox como elemento distorsionador en el bloque de la derecha y la alta participación que, contra la tendencia, no ha beneficiado a la izquierda, están detrás de unos resultados que muestran una «derechización latente» del voto. Los expertos creen que el PSOE no ha logrado recuperar casi un millón de votantes de centro que en 2015 se marcharon a Ciudadanos.
Así lo sostuvo el profesor Juan Rodríguez Teruel en Claustre Obert, un espacio de debate organizado por la Universitat de València y Levante-EMV que ayer congregó en el paraninfo de La Nau a cuatro expertos más: dos profesoras de la Universidad de Santiago de Compostela, Nieves Lagares y Erika Jaraiz, y Óscar Barberá, que junto a Rodríguez-Teruel fueron la representación de la UV. La mesa redonda «Elecciones autonómicas y generales 2019. Nuevos retos y viejos problemas» estuvo moderada por el catedrático valenciano de Ciencia Política y de la Administración Pablo Oñate.
Rodríguez-Teruel cree que los votantes del PSOE que se quedaron en casa en las elecciones de 2011 votaron a Cs en los comicios de 2015 y 2016, y en esta cita electoral no los ha logrado recuperar. Son la «derecha progresista».
Todos reconocen la victoria de Pedro Sánchez pero algo contenida, dado que el voto se ha estancado. Según Rodríguez-Teruel, pese a aumentar la participación en 2019, no ha beneficiado a la izquierda, pero tampoco ha afectado a la derecha. En este sentido, la profesora Lagares cree que la caída del PP se explica por la competición por el centro, pero al mismo tiempo se mantienen «tensiones» en la búsqueda de votos en los extremos. «El giro a la derecha del PP le aleja del voto de centro», afirmó, al tiempo que Cs le peleaba los votantes al PP y esa tendencia a la derecha dejó un espacio en el centro que el PSOE ha ocupado.
Jaraiz intervino para analizar cómo los votos han llegado a cada partido. En los últimos años, la politología ha asistido a un cambio en la conciencia del sufragio. Del voto racional al emocional. «La comunicación masiva ha cambiado nuestro comportamiento y todo indica que lo que percibimos es más importante que lo que somos», afirmó.
En esta teoría, Jaraiz señaló diversas emociones que llevan a los ciudadanos a decantarse por un discurso u otro: las agrupó en el entusiasmo, la ansiedad y la aversión, que se pueden medir y se ven reflejadas en 2016, cuando aunque el PP fue el partido ganador, congregó buena parte del enfado de la sociedad. Mientras, Cs se vinculaba con emociones positivas y Podemos con la esperanza, pero también con el miedo. Jaraiz estableció una relación entre el fracaso del PP en las urnas y la caída de Podemos con ambas emociones negativas de tres años atrás.
Lagares remarcó que el perfil del votante también ha cambiado y ahora es «sofisticado», con capacidad de decisión según a qué urna se le requiere, lo que explica el amplio voto dual que se ha producido en abril. Mientras, Barberá fue más analítico y se ciñó a los datos autonómicos. También explicó cómo el resultado la victoria del PSPV seguido por Compromís y PP no se repite en las circunscripciones provinciales: en Castelló y Alicante, tras el PSPV va el PP y solo en València, Compromís es segundo. Barberá confirmó que el adelanto electoral ha favorecido a la participación autonómica.
