Se llama Manuel Pato y lleva toda la tarde intentando ejercer su derecho a voto, sin éxito. Esta tarde, a as 18 horas, acudió con su mujer y su hija a su colegio electoral (en el colegio Mercerator, en Orriols) pero, cuando se identificó para votar, le dijeron que no podía hacerlo porque ya lo había hecho. Manuel Pato no daba crédito. De hecho, sigue sin darlo porque, finalmente, se ha quedado con su voto en la mano, sin posibilidad de depositarlo en urna alguna. Le han usurpado la identidad. Así se lo han dicho tanto en la Junta Electoral como en el juzgado de guardia. Y no hay nada que hacer. Al parecer, según le han comentado en la propia Junta Electoral, no ha sido el único con este mismo problema. «Digo yo que la Junta Electoral debería permitirme votar porque llevo toda la tarde intentándolo. Es mi derecho y se ha ido al garete. A nadie le ha importado pero a mí me parece una vergüenza», asegura. De hecho, sigue sin dar crédito a lo ocurrido ya que su apellido nio es usual y «a mí me conocen en mi barrio. En Orriols solo hay dos Patos, uno es mi hijo de 6 años y el otro soy yo». Los colegios electorales ya han cerrad y Manuel Pato se ha quedado compuesto y sin su derecho a voto. «¿Y ahora que? se pregunta indignado.