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El PSPV recupera la hegemonía municipal 28 años después

Los socialistas suman más del 30 % de los votos, dominan grandes ciudades, pero solo gobernarán una capital: Castelló - Compromís mantiene la implantación de 2015 y el PP cae, pero conserva el liderazgo de la derecha con holgura frente a Cs

El PSPV recupera la hegemonía municipal 28 años después

Eran las seis de la tarde y la preocupación se extendía en las salas de máquinas de los grandes partidos. El índice de participación era inquietantemente bajo en comparación con 2015 (por no decir con el de las elecciones generales del 28 de abril: 76,3 %). La norma no escrita dice que la izquierda siempre sufre más cuando hay desmovilización, pero en esta ocasión los analistas auguraban que mucho votante de derecha iba a quedarse en casa frustrado por la derrota de hace un mes y porque Vox se tomaba estos comicios con un perfil bajo (el reino de Santiago Abascal está en el Congreso de los Diputados).

Al final, los resultados han sido positivos para la izquierda, aunque con matices. El PSPV destrona al PP y pasa a ser el partido más votado en unas municipales en la Comunitat Valenciana, lo que significa también que es el que más concejales agrupa. Esa situación no se daba desde 1991. Algo similar a lo sucedido con el triunfo de Ximo Puig en las autonómicas del 28 de abril, que retrotraía a éxitos de hace casi 30 años.

Los socialistas afianzan su poder en el cinturón rojo de València y dominan en grandes ciudades como Gandia, Elx, Sagunt, Torrent, Xàtiva, Dénia o Vila-real. Sin embargo, solo gobernarán en una de las tres capitales valencianas: Castelló. Hace cuatro años, conquistaron la alcaldía de Alicante, ahora inviable para las fuerzas de izquierda, que pagan una gestión convulsa y de crisis interna. Los socialistas progresan también en la ciudad de València (la fuerza que más crece), pero quedan lejos de la alcaldía, superados por Compromís y PP.

La grieta en la izquierda viene por el lado de Unidas Podemos, que sufre el golpe simbólico de quedar fuera del ayuntamiento de la gran capital. Parece demostrado que sin el rostro de Pablo Iglesias defendiendo la candidatura, como pasó el 28A, los morados se hunden. No fue una buena noche en el universo podemista: pierden los ayuntamientos de Madrid y Barcelona y quedan fuera del de València. En clave valenciana, tampoco Esther Sanz alcanzó el acta de eurodiputada.

Compromís logra, a diferencia de Podemos, el valor icónico de no solo retener la alcaldía de València con Joan Ribó, sino mejorar los resultados de hace cuatro años y pasar a ser la fuerza más votada. No es poca cosa, aunque el balance general en toda la Comunitat Valenciana es de ligero retroceso: pierde casi un punto de representación (de 15,2 a 14,5 %), pero su cifra de concejales es casi idéntica a la de 2015.

El PP sufre una derrota dulce, porque la caída no ha sido finalmente tan fuerte como algunas encuestas pronosticaban y porque no se ha producido el sorpasso de Ciudadanos. Pierde la hegemonía municipal en la Comunitat Valenciana que ostentaba desde 1995 y el poco más del 26 % de los votos cosechado lo devuelve a sus peores registros (los de 1987). No obstante, el porcentaje es mejor que el obtenido hace un mes, cuando se quedó en el 19 % en generales y autonómicas. Tiene que ver con el perfil bajo de Vox en esta convocatoria, que no suma ni el 4 % de los votos en estas municipales, si bien será determinante en la ciudad de Alicante.

La lectura es inversa en el caso de Ciudadanos: un avance amargo. El resultado de los naranja es mejor que el de 2015, pero solo ligeramente mejor. La progresión observada hace un mes se contiene. Sólo pasa del 9 % de 2015 al 10,5 % de ayer. Si se tiene en cuenta que hace un mes se movió en el 18 %, el balance no es para dar saltos de alegría. Queda lejos además del anhelado sorpasso del PP, que el 28 de abril parecía rozarlo con la punta de los dedos.

Todo ello, con la partipación más baja de la historia en unas locales, por debajo del 65 %. Afectó sobre todo a la democracia. Era la primera vez que las locales se independizaban de las autonómicas y se notó. Eso y el cansancio.

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