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En los albores de la democracia, en mayo de 1977, Juan de Borbón cedía los derechos dinásticos a su hijo Juan Carlos para que la transición echara a andar. El Rey respondía a este gesto cediéndole a su padre uno de los títulos que le correspondían, el de conde de Barcelona. El nombramiento honorífico -que recuerda los tiempos en que Barcelona era un condado- regresó a la Casa Real tras la muerte de Don Juan. En aquellos momentos el monarca poco podía sospechar que una de sus hijas, Cristina, se trasladaría a vivir a la capital catalana, que 20 años después allí se casaría y nacerían cuatro de sus nietos. Esta boda fue, probablemente, la que más acercó a la monarquía a una ciudad que cuenta con una cierta pátina de republicana.

El traslado a Barcelona para afrontar el problema de salud más delicado que ha sufrido en sus 72 años de vida ha podido sorprender, pero es la capital catalana a la que el Rey de España ha confiado fundamentalmente su salud. Es allí, en la clínica Planas, donde se somete a un chequeo médico anual y es allí donde le detectaron el nódulo extirpado (por primera vez en 2007 y el pasado abril se diagnosticó un aumento de tamaño del mismo que aconsejó el quirófano).

Pero ya en 1985 eligió un centro médico barcelonés para una de sus primeras operaciones. Dos años antes había sufrido una caída esquiando en Suiza. La fisura de pelvis acabó en fribrosis. En cambio, en la Navidad de 1991, cuando tuvo otro accidente en la nieve, fue intervenido en el Hospital Puerta del Hierro de Madrid. Pero en 2001 también regresó a Barcelona para someterse a una eliminación de varices en la pierna derecha.

La relación del Rey con la ciudad de Barcelona no es solamente clínica. La celebración en 1997 de la boda de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín (un jugador del Barça de balonmano, además) en la Catedral de Barcelona marcó un antes y un después. Tuvo relevancia política. Y de Estado. Ya se había registrado un acercamiento previo con motivo de las Olimpiadas de 1992, con intensa y activa participación de la Familia Real. Con familia, durante unos veinte años, en la ciudad condal, se intensificó la presencia de los Reyes y demás familia real.

A pesar del rechazo que suscita la monarquía en determinados sectores -recuérdense los incidentes de quema de fotografías del Rey en distintos puntos de Cataluña- don Juan Carlos ha mostrado querencia por la ciudad. No ha tenido ningún problema en visitar con frecuencia el Camp Nou. Y eso que el Barcelona FC, a diferencia de otros clubes, nunca solicitó el tratamiento de "Real" y, en 1936, se declaró "entidad al servicio del gobierno legítimo de la República".