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Análisis

La fuerza del voto alternativo

Miles de electores en España apuestan por partidos radicales ante el desapego hacia Bruselas

La fuerza del voto alternativo

La lejanía de las instituciones europeas provoca que cada convocatoria electoral miles de ciudadanos protesten con su voto eligiendo opciones alternativas. En las últimas europeas, 177.499 electores escogieron la opción del partido antitaurino Pacma, 115.662 optaron por la formación Escaños en blanco (que propone dejar los asientos del europarlamento vacíos como protesta) y 100.561 por el Partido X que lideraba Hervé Falciani (el informático ítalofrancés responsable de haber desvelado la lista del HSBC Private Bank con la identidad de más de 130.000 evasores fiscales). Este año los expertos predicen que el Pacma canalizará ese voto alternativo, aunque el último CIS descarta que consigan representación. El mayor éxito con un mensaje antisistema lo consiguió en las europeas de 1989 el empresario Ruiz Mateos que logró 608.560 votos y dos eurodiputados.

Los españoles van a poder escoger en las próximas europeas entre treinta y dos opciones. Frente a los dos grandes partidos tradicionales y el resto de formaciones con representación en el Congreso, los electores pueden votar el próximo 26 de mayo -entre otros- por Pirates de Catalunya-European Pirates, Igualdad Real, Iniciativa Feminista, Por un mundo más justo o Recortes Cero-Los Verdes-Grupo Verde Europeo.

Rafael Castelló, profesor titular del Área de Sociología del Departamento de Sociología y Antropología Social de la Universitat de València, explica que la clave de este fenómeno es la «lejanía» con la que la población percibe las elecciones europeas. «El parlamento europeo es una institución muy abstracta en la que se deciden intereses territoriales», apunta Castelló. El sociólogo advierte de que ese desapego hacia las instituciones europeas es un problema complicado de resolver. «Tiene que ver con el diseño institucional. Por un lado está la Comisión Europea y por otro las cumbres de los consejos de ministros (en las que participan los representantes de los gobiernos nacionales). Así se transmite la idea de que el poder viene de los Estados. Al no tenerlo claro, la gente se acaba tomando estas elecciones a broma», lamenta.

Entre los partidos alternativos hay algunos con propuestas radicales. La formación Igualdad Real se presenta a las europeas con un mensaje contra la Ley de Violencia de Género que protege a las víctimas de malos tratos. Con un tono más desenfadado, Pirates de Catalunya-European Pirates es una formación heredera de la ideología del Partido Pirata de Suecia que busca la reforma de las leyes de propiedad intelectual e industrial, incluyendo los derechos de autor y las patentes.

La politóloga Fernanda Escribano coincide con Rafael Castelló en que el problema de fondo es la falta de «vínculo» con las instituciones europeas. «No las percibimos como cercanas. Los españoles tienen la impresión de que las decisiones importantes se toman en el Congreso de los Diputados. Por eso hay personas que utilizan estas elecciones para hacer un voto protesta». Fernanda Escribano no cree que en las próximas elecciones europeas alguno de estos partidos alternativos obtenga representación en Bruselas. «Más allá del pentapartido (PSOE, PP, Cs, Podemos y Vox) no veo alguna alternativa que saque eurodiputado. Puede que el Pacma, pero no está claro», indica.

La socióloga y politóloga Aída Vizcaíno incide en que muchos ciudadanos perciben las elecciones europeas como una cita electoral de segunda. «Los propios partidos políticos lo han considerado de segunda. Al percibirlo así, los ciudadanos votan por simpatía porque tienen la sensación de que se juegan menos», señala.

Si se analizan las siete elecciones europeas que se han celebrado en España desde 1987 se puede comprobar que este tipo de sufragios han ido perdiendo fuerza con la excepción de las últimas en las que el voto protesta repuntó como consecuencia de la crisis y de los recortes impuestos por Europa tras el rescate bancario. «Cada vez hay un mayor conocimiento de la importancia de las decisiones que se adoptan en Bruselas y esos votos por simpatía tienden a caer. Los resultados de 2014 estuvieron condicionados por la crisis. Este año preveo un voto más racional», asegura Aída Vizcaíno.

Frente a otros países donde crece la eurofobia impulsada por partidos populista en España no están calando estos mensajes. «Tradicionalmente España siempre ha visto a Europa como un símbolo de modernidad. Ahora hay un posicionamiento de que no todo lo que viene de Europa es bueno, pero en España la eurofobia es muy reducida», subraya Vizcaíno.

Joaquín Martín Cubas, director del departamento de Derecho Constitucional, Ciencia Política y de la Administración de la Universitat de València, advierte de que el voto protesta se puede producir en cualquier momento. «Es verdad que las elecciones europeas pueden favorecerlo porque es un arena electoral más lejana. Para los ciudadanos lo esencial es el Estado y el Parlamento español por lo que votan de forma más racional. Conforme nos alejamos, crecen las posibilidades de que las elecciones se utilicen para expresar otras cosas. Muchos electores aprovechan para expresar su hartazgo o crítica. Los ciudadanos ven las europeas como menos importantes a pesar de que cada vez tienen mayor trascendencia», apunta Martín Cubas. El experto subraya que las europeas son una cita clave porque la mayor parte de las leyes y resto de normas del ordenamiento jurídico español deriva de las directivas europeas.

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