"El amor no es turismo", reclaman por tierra, mar, aire y redes sociales. Es el grito común en toda la Unión Europea de las parejas binacionales, aquellas que tienen componentes de dos nacionalidades distintas. Cuando se cumplen ocho meses de la declaración de pandemia por la crisis sanitaria del coronavirus, estas parejas piden cierta laxitud en las normativas y restricciones contra el virus que impiden el cruce de fronteras.

Tras el confinamiento total del país, el pasado 17 de julio se publicó en el Boletín Oficial del Estado la prohibición de entrar en España en viajes no imprescindibles si el origen es un país externo al espacio Schengen y la Unión Europea. Otros países como Canadá, China, Georgia, Japón, Australia, China, Corea del Sur, Marruecos, Nueva Zelanda, Ruanda, Tailandia, Túnez y Uruguay lograron esquivar esta normativa. Las parejas de hecho españolas o europeas también estaban incluidas dentro de las excepciones contempladas, tal como puntualizó el Ministerio de Exteriores en sus redes.

Una orden ministerial publicada en agosto amplió las posibilidades de reencuentro de las parejas binacionales, que hasta entonces tenían que acreditar su inscripción como pareja de hecho, pruebas de convivencia estable o hijos en común. Sin embargo, las pruebas que deben presentar aquellas parejas que no han formalizado su relación complican su reencuentro. Es el caso de Laura y Daniel. Ella es española y el israelí, se conocieron en marzo de 2019 y comenzaron su relación en agosto. La última vez que se vieron fue en enero de este 2020, hasta que la irrupción y expansión del coronavirus cerró fronteras y arrasó con las posibilidades de volver a verse.

La mayor repatriación de la historia

Manuel Muñiz, secretario de Estado para la España global, explicó este martes en el foro 'España ante el escenario internacional post covid' del Club de Encuentro Manuel Broseta que el país ha realizado en los últimos meses la mayor operación de repatriación de la historia, a la que se han acogido cerca de 50.000 personas que se encontraban en diferentes puntos del planeta en el momento que estalló la crisis sanitaria.

Los motivos para repatriar a ciudadanos españoles que se justificaron fueron la reunificación familiar, la agrupación de parejas de hecho, entre otros motivos como la reunificación de las parejas binacionales. El secretario de Estado las describió como "noviazgos profundos de larga duración entre personas que tienen diferentes nacionalidades". El perfil mayoritario, según los datos que barajaba Muñiz, es de hombres españoles, jóvenes y activos en redes sociales". Unas 5.000 parejas binacionales han pedido la repatriación de una de las personas de la pareja, la que reside en el extranjero. De estas solicitudes, unas 2.990 se han aprobado, mientras que 621 permanecen en trámite y 597 ya han sido rechazadas.

Presión en redes a los altos cargos de Exteriores

El movimiento #LoveIsNotTourism (el amor no es turismo, en inglés) se moviliza como un pequeño ejército en las redes sociales, donde interactúan de forma constante y compulsiva con los altos cargos de Exteriores, además de incluir a la titular de la cartera, Arancha González Laya. Las apariciones de los responsables de Exteriores se ven opacadas por la presión de las parejas binacionales, como sucedió con la presencia de Manuel Muñiz en el club valenciano.

Durante el foto, el secretario de Estado admitió que la ley de repatriación no contempla algunas novedades en la forma de relacionarse. Por ejemplo, la digitalización de las relaciones, así como tampoco la menor 'burocratización' de las relaciones entre la población más joven, o la división de cuentas bancarias.

Medidas "obsoletas" para parejas actuales

Laura y Dani buscan un permiso del Gobierno para que Israel autorice la salida de Dani. Ella considera que los "requisitos actuales son muy estrictos". Una de las formas de justificar su relación es mediante una cuenta bancaria conjunta, algo que aseguran que no tiene sentido en una relación a distancia en distintos países. "Por tema laboral vivimos cada uno en nuestra casa, no compartimos facturas y, por lo tanto, una cuenta bancaria conjunta no nos sirve para nada por el momento", asegura Laura. Considera que las medidas se basan en modelos de convivencia tradicional, es decir, presencial. "Hoy en día es muy común que muchas parejas se conozcan online o en otros países mientras estudian o viajan" y terminan siendo parejas a distancia durante varios años. No obstante, el objetivo de muchas de estas parejas es "terminar viviendo juntos".

Laura considera "absolutamente obsoletas" las medidas del Gobierno. "Que seamos pareja a distancia no nos hace menos pareja estable que una pareja con convivencia. No hay un solo día desde que conocí a mi pareja que no hayamos pasado horas hablando, viendo series juntos, escuchando música, en videollamadas...", puntualiza.

"Estamos dispuestos a hacer cuarentenas y pagar pruebas de PCR o antígenos, no queremos viajar por ocio, queremos reunirnos con nuestros seres queridos y confinarnos si hace falta", concluye Laura, que espera que el Ministerio de Exteriores relaje las exigencias y pueda volver a abrazar a Dani muy pronto.