El acceso mundial y equitativo al agua, saneamiento e higiene es uno de los puntos más destacados en la Agenda 2030 de la ONU. El director del área de Saneamiento y Depuración de Facsa, Luis Basiero, asegura que «es un problema complejo que implica a todos los agentes y estratos de la sociedad a nivel mundial».

P ¿Por qué es tan importante el Objetivo de Agua Limpia y Saneamiento de la ONU?

R Fundamentalmente, porque es, y debe ser, un derecho humano. Hablar de agua y saneamiento es hablar de desarrollo económico y, por ende, de crecimiento e igualdad. Todavía hoy, más de 2.100 millones de personas siguen teniendo dificultades para disponer de agua potable y 4.000 millones de personas no disponen de servicios básicos de saneamiento e higiene, con lo que ello supone: enfermedades, pobreza, exclusión social, desigualdad, contaminación y pérdida de diversidad de los ecosistemas y las masas de agua, entre otras.

P ¿La solución es un mero tema económico o también hace falta más concienciación?

R Se trata de un problema complejo, porque implica a todos los agentes y estratos sociales y políticos a nivel mundial. De ninguna manera esta problemática es un mero tema económico, pero tampoco se resolverá exclusivamente con una mayor concienciación. La solución pasa por todos. Los gobiernos, las instituciones, las empresas, la ciudadanía; cada uno desde su ámbito, de forma agregada e interrelacionada, y no de forma aislada.

Conocer el funcionamiento del sector, qué ocurre antes y después de que el agua llegue a sus casas, cómo las aguas residuales se transportan hacia las estaciones de tratamiento previo su vertido a medio o las inversiones necesarias para que todo esto sea posible, entre otros aspectos, es fundamental para provocar este cambio en los hábitos de consumo y comportamiento.

P ¿Y qué soluciones concretas se proponen para resolver este dramático problema?

R La aprobación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible sentó las bases de una posible solución al problema. Ahora bien, no existe una solución única y sencilla, ya que son muchos los riesgos y desafíos que hay que considerar. Uno de los principales desafíos es la necesidad de disponer de datos desagregados y nuevos indicadores de gestión del agua, incluso sobre gobernanza, que estén perfectamente alineados con las metas del ODS nº 6. Ello nos permitirá saber en qué punto nos encontramos frente al cumplimiento de dichas metas y facilitará la definición de un buen plan de acción.

P Y desde Facsa, ¿cómo se está contribuyendo a la solución del problema?

R Además de estar volcados en garantizar el suministro de agua y un saneamiento eficaz a más de 300 municipios, llevamos años trabajando en el cambio hacia la digitalización, el desarrollo de herramientas tecnológicas, el control avanzado de procesos, la implantación de la telelectura y el diseño y aplicación de herramientas de soporte a la decisión. Todo ello facilita la eficacia y eficiencia en la gestión del ciclo integral del agua a los municipios y entidades supramunicipales. Apostamos por un modelo de innovación abierta en el que llevamos a cabo investigaciones de manera compartida con otras entidades, universidades, empresas, startups y centros de investigación. Esto nos permite crear equipos multidisciplinares para desarrollar proyectos desde una perspectiva más global e integradora. En la actualidad, participamos en proyectos europeos, nacionales, autonómicos, muchos de ellos dirigidos a acelerar la transición del sector del agua hacia la economía circular. Y favorecemos la conciencia del uso responsable del agua con campañas de sensibilización y proyectos educativos como «El Curso del Agua».