Ser dotada para la pintura tiene diferentes aplicaciones. Por ejemplo: en la falla San Marcelino. «Estoy en el grupo de decorados. Detrás del escenario. Soy la única mujer del grupo. Todos los fines de semana bajamos a la planta baja que tenemos para ir preparándolos: para el concurso de teatro, el teatro infantil, presentación? cuando acaba un concurso empezamos con otro. De septiembre a enero no paramos». Pero si esas buenas manos se tienen desde muy jovencita y mandas unos cuadros al óleo para participar en un concurso, te llevas de premio una experiencia única. «En el año 2009 hice la Ruta Quetzal. Es un viaje de aventura, veinte días en un país de Suramérica, que a mí me tocó Chile, y veinte en España. Vas con barcos de la Armada de cada país y te llevan a diferentes sitios. Éramos un grupo de 160 jóvenes de 53 países. ¿Un recuerdo? Por ejemplo, visitar la Isla de Robinson Crusoe».

Arantxa llegó a la falla a los doce años y ahora la vive tan cerca como que «mi casa está en el mismo número que la falla. Es la que me ha hecho querer la fiesta. De pequeña no era fallera, empecé a los doce años. Mis padres me llevaban a ver las mascletaes, pero mi falla es muy abierta y me dejaban participar sin participar. Fue lo que acabó de convencer a mis padres a apuntarme». Y, decorados aparte, también se encarga de papeleo variado. «Estos dos últimos años he sido la secretaria de la falla y éste soy vicesecretaria».

La familia es de San Marcelino, barrio, desde el origen. «Una de las viviendas que se construyeron por mediación del arzobispo Olaechea fue para mis abuelos maternos». Cosas de la vida, la familia paterna recaló en un barrio primo hermano, la Fuensanta. «Antes de nacer yo, mis padres vivían en la Pobla de Farnals, pero recalaron en el barrio de mi madre».

La constancia se paga con un cargo de fallera mayor. «Llevaba tres años intentándolo, pero va por antigüedad. A pesar de ingresar con doce años, nosotros contamos la antigüedad desde que ingresas en mayores, por lo que yo la tenía completa, pero en los años anteriores han sido falleras mayores que yo, por lo que me tocaba esperar. Este año tocaba. Además, el ocho es mi número de la suerte». Valparaiso y adyacentes no es el único lugar del mundo que ha visitado. «Estuve un año en Varsovia de Erasmus y recientemente estuve en un pueblo de Alemania. Estudié alemán y me defiendo. Puedo mantener una conversación».

Es psicóloga, ha hecho un master en Intervención y Mediación Familiar y actualmente «soy investigadora en formación en la Universitat de València y estoy escribiendo mi tesis doctoral, sobre lectura y comprensión lectora. Desde pequeña me gustaba ayudar a la gente, la prevención y es en lo que estoy: si no hay investigación, no hay mejoras en prevención y en tratamiento». Un tema de actualidad absoluta.