Con una resignación que pocas veces se ve, su compañera sentimental, Rosa, había enviado un wasap a todos los amigos de la agenda para anunciar que "Roberto ha sufrido un empeoramiento muy fuerte del que lamentablemente no podrá salir". Y, finalmente, Roberto Ruiz se ha marchado. Y con él, una parte de la historia de la izquierda (de partido y sindical) en la ciudad de València.

"Empecé en el Partido Comunista de España en el año 1965" comentaba orgulloso de su confesión política desde los años mozos, cuando había que salir corriendo de más de una reunión o una protesta, cuando éstas se clausuraban a cachiporrazo limpio. Una izquierda que llevó siempre hasta las últimas consecuencias, convencido teórico y práctico, que le llevó a militar en diferentes formaciones y tendencias. Desde el PCE al Partido Obrero Socialista Internacionalista o en Esquerra Unida. Numerosas veces su nombre apareció en las listas de elecciones, ora autonómicas, ora municipales. Pero fue, sobre todo, un hombre de sindicato. No se entiende la historia CCOO-PV sin su presencia.

No callaba nunca y prueba de ello es la colección de artículos de opinión que escribió en Levante-EMV a lo largo de los años, teorizando sobre qué se podía esperar de la izquierda, empezando por su propio despago con el PSPV.

"Nos deja un largo legado de compromisoy lucha por las libeertades, la democracia y el compromiso social" escribía uno de sus camaradas.

Su otra vertiente en la que se entregó de forma convencida, fueron las Fallas. Reorganizó y presidió la comisión de Manuel Simó-Jacinto Labaila, fue miembro del Consell Rector de la Junta Central Fallera y soñó con ser concejal de fiestas en 2015. Ser de izquierdas y comunista no era incompatible, viento su propio accionar, con ser un fallero clásico; con sus ideas, pero tampoco heterodoxo rupturista sobre la fiesta. También era miembro activo del Casal Bernat i Baldoví.

Aún en el mes de marzo escribía a Carlos Galiana desaconsejando las Fallas de Julio y proponiendo la semana del 9 dOctubre. Tertuliano, ponente siempre frontal, encabezó junto a su correligionario Antonio Parrilla la iniciativa para retirar a Francisco Franco el "bunyol de brillants" en aplicación de la Ley de Memoria Histórica.

En todo momento fue consciente de que el viaje terminaba. Sólo le pidió al oncólogo que le evitara el dolor. Las últimas visitas fueron para despedirse, con plena consciencia de ello. Él mismo llevaba años hablando de su enfermedad con valentía. Semanas atrás había cambiado las fotos de su red social, para poner en su lugar unas flores.