Frente a estas posturas contundentes, otros alcaldes «de izquierdas» prefieren ser más prudentes. En Catarroja, Jesús Monzó (Compromís), ha optado por una fórmula intermedia. En apenas unos días ya ha tenido que ir a dos procesiones aunque rechazó llevar la vara de mando «porque es símbolo de autoridad y no es apropiado», por lo que desfiló con el cirio. Monzó indica que mientras no se regule por el pleno de otra forma, seguirá el protocolo y participará como institución, «lo que no haría a título personal». Advierte, no obstante, que hará lo mismo si le invitan musulmanos o testigos de Jehová aunque reconoce que «estas cosas tienen que cambiarse poco a poco».
En l'Horta Nord, «Meliana o Bonrepòs son pueblos con mucha más tradición laica que Almàssera —explicaba ayer el nuevo alcalde socialista de esta localidad, Ramón Puchades—. Aquí los políticos siempre han participado en las procesiones». «Aún estamos estudiando qué postura tomar: si participar, no participar o incluso que la corporación salga a la puerta del ayuntamiento cuando pasen las procesiones», dijo. El también nuevo alcalde socialista, Enric Palanca, de la Pobla de Farnals, quiere eunirse con el párroco de la localidad para tomar una decisión. «Defenderé siempre la laicidad del ayuntamiento, pero tengo claro que el gobierno debe tener una sensibilidad especial con las tradiciones». Y en Tavernes Blanques, el nuevo concejal del gobierno socialista, Jorge Fontestad, equipara la Iglesia con otras asociaciones como las fallas, «que si nos invitan, iremos». Aún así, apunta que, aunque «el tema aún no se haya hablado aún, el próximo 9 d'Octubre lo más probable es que la Senyera no entre en la iglesia». v. c. m. / l. s. catarroja
