Las fiestas mayores de Alaquàs avanzan y llegan los días grandes. La armonía de los últimos años, exceptuando algún problema que puede surgir en cada edición, contrastan con la tensión que se vivió hace cuatro décadas, cuando la penya Canut se encargó de la fiesta del Crist de la Bona Mort. Aunque insisten en que simplemente eran un "grupo de amigos de la infancia" que seguía la tradición, "de ideologías diversas" y con el único planteamiento de hacer fiesta, fueron la primera generación de clavarios aperturistas que tuvieron planteamientos diferentes, lo que chocó con "los poderes establecidos" y la extrema derecha que "pensaban que nada se podía cuestionar".

Como publicaba Levante-EMV en su versión de papel hace una semanaLevante-EMV, la Penya Canut y algunos conocidos y amigos asumió la clavaría y organizó durante el curso un concierto de Ovidi Montllor "para ganar dinero para la fiesta". Para elaborar el programa de actos (que ese año también incluía un concierto de Paco Muñoz ya en las fiestas, "cada uno aportó una idea y se hizo como siempre se han hecho las cosas en la peña, por consenso", señala Vicent Martí Esteve.

Probablemente estos actos, junto con la portada del Llibre de Festes, que le encargaron al artista local Adrià Hernández (una 'senyera' cuatribarrada sin franja azul con el Castell de Alaquàs en el centro", fueron el detonante de las críticas, la presión e incluso algún acto violento de la extrema derecha. "Aquí en Alaquàs había unas cuantas personas vinculadas al Grup d'Acció Valencianista (GAV)", señalan algunos clavarios, que han vuelto a reunirse con el artista, a instancias de Levante-EMV.

El libro de fiestas ofrecía todos los elementos tradicionales (la foto del rey Juan Carlos, un saluda del alcalde franquista Martín Llácer y otro del cura) pero luego era aperturista en muchos aspectos al incluir colaboraciones de diversos colectivos locales, así como de los partidos políticos PSOE y PCE, dos sindicatos y el movimiento cooperativo naciente. Ya en la imprenta, el ayuntamiento predemocrático intentó paralizarlo pero los clavarios se negaron. "Decidimos defender el planteamiento que habíamos hecho y respetar la creación que había hecho el artista", explican. "No aceptaban otras maneras de hacer las cosas, de ver y entender las fiestas", apunta Vicent Alòs.

Las consecuencias fueron que hubo quien se negó a coger el libro de fiestas durante los repartos e incluso a pagar la publicidad. "Algunos empresarios que se habían anunciado, luego no quisieron pagar y eso sí que se lo exigimos porque estaban incumpliento y porque eso nos generaba un problema de finanzas de una fiesta que económicamente tenía su envergadura. No estaba justificada su postura por el hecho de haber sido respetuosos con la creación artística de una persona tan conocida y estimada como Adrià", valora Enric Martí.

Al autor, toda aquella polémica no le afectó. "Me encargaron la portada y yo hice lo que me dio la gana. No tenía intención ideológica sino que tenía como base el Castell, que era el principal monumento del pueblo, y la bandera de la Corona de Aragón", manifiesta.