Aunque la previsión meteorológica era mala, Alaquàs pudo celebrar ayer todos los actos relacionados con el día del Crist de la Bona Mort, que culminaron la semana grande de las fiestas. La lluvia de la mañana solo obligó a cancelar la 'mascletà que había organizado el ayuntamiento, conmemorativa del centenario de la protección del Castell, que ha quedado aplazada a la espera de nueva fecha.

La jornada dedicada al Crist de la Bona Mort se inició en la madrugada del domingo con la Cordà que, ante la ausencia de clavarios, estuvo organizada y ejecutada por Amics i Amigues de la Cordà d'Alaquàs. En unos 20 minutos intensos se consumieron las 1.200 docenas preparadas para la ocasión, una cifra que representa la mitad de lo que se tira esa noche, por la restricción presupuestaria que significaba la ausencia de festeros esre año.

En la mañana de ayer, la Baixà del Crist fue el acto central. El grupo que habitualmente hace de portador de la imagen, marchó desde el templo del Olivar hasta la parroquia de la Asunción por la calle Mayor, precedido de una comitiva con cohetes en tenazas.

Por la tarde, la multitudinaria procesión arrancó en este templo y tuvo como protagonistas a los clavarios de hace 25 años, que aceptaron asumir la representación protocolaria de la fiesta y en los actos religiosos. Tras el recorrido interparroquial, la comitiva llevó a los pies del Castell donde Pablo Cayón, el niño elegido en la Prova de Veu de l'Àngel por el jurado popular, cantó la Carxofa acompañado de la Jove Orquestra de la UMA, con la dirección de Miguel Ángel Lino Sorlí.

La interpretación de Pablo Cayón frente a la imagen del Cristo, que los portadores levantaron en alto durante el estribillo del motete, que cantan el público y el nuevo coro, recibió una sonora ovación. Y al terminar, un cañón disparó miles de papeles plateados, un efecto nuevo de este año que en la jornada anterior había fallado.