La ausencia de jóvenes festeros para organizar las fiestas de Santa Marta dejaba la programación reducida a los actos religiosos del primer domingo de octubre. Finalmente, el equipo que trabaja en El Vallet, un barrio para convivir, ha organizado dos actos, dirigidos a los más pequeños y a toda la familia, para colaborar a que la fiesta siga viva en el barrio.

Este año no había festeros de Santa Marta, por lo que las fiestas quedaron reducidas a los dos actos religiosos del primer domingo de octubre. Sin embargo, el proyecto El Vallet, un barrio para convivir, se sumó a las fiestas con otras dos actividades: la primera de ellas fue una tarde de juegos infantiles en la plaza Ramón y Cajal, junto al parque Ribelles, contando para ello con la colaboración de los monitores del Vallet y también con los juniors de Apocalipsis.

La colaboración del Vallet con Santa Marta continuó durante la noche del viernes, con una cena popular a la que acudieron en torno a un centenar de vecinos. Una jornada de convivencia en la que además de cenar hubo tiempo para charlar, conocer futuros propuestas para el barrio y disfrutar del buen tiempo.

Tras la misa del mediodía, la procesión fue el acto que cerró la festividad de Santa Marta, que se celebra tradicionalmente el primer domingo de octubre. Pese al frío y la amenaza de lluvia, un buen número de vecinos se acercó para acompañar el anda con la imagen de la patrona de los hosteleros por las calles del barrio.

Al llegar la imagen de Santa Marta a la puerta de la parroquia se disparó un castillo de fuegos artificiales y, ya en el interior, el párroco Vicente

Gozálvez invitó a los asistentes a animarse a organizar la fiesta el próximo año, dado que esta edición se ha reducido la programación por la ausencia de festeros y festeras.