María Josep Amigó defendió la nueva gestión aunque la considera la Diputació una institución «caduca y obsoleta, que ha de ser tendente a desaparecer». «Mientras se mantiene hay que gestionarla de la forma más justa y transparente» y eso significa «rebajar su contenido político» con planes que complementen las líneas de las conselleries o que aporten «mucha autonomía» a los ayuntamientos, que es lo que considera que ha hecho el actual gobierno, desde 2015.