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La música más limpia

L'Amistat tendrá la primera sede social que controlará su temperatura y coste energético

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A tan solo un año de cumplir su 125 aniversario, la Agrupación Musical L'Amistat de Quart de Poblet tiene en marcha el que probablemente sea su proyecto más innovador, ambicioso y necesario. Se trata de la construcción de su nueva sede que, además de proporcionar a la sociedad un espacio propio, se está realizando con un tipo de arquitectura característica. Se trata del estándar «Passivhaus», que nació hace más de 25 años en el centro de Europa. A pesar de que en la actualidad existen más de 20.000 edificios construidos con este protocolo, la de L'Amistat es la primera sede social con «Passivhaus» en la Comunitat Valenciana.

José Miguel Segarra, el arquitecto encargado, explica que desde hace años desde su estudio tienen una cierta sensibilidad por la arquitectura enfocada a crear espacios confortables y sostenibles. Buscando estos objetivos tuvieron constancia de la arquitectura «Passivhaus», por lo que obtuvo la titulación de proyectista de este protocolo en 2015, momento que coincidió con la inquietud de la agrupación musical L'Amistat por construir su sede. Cristóbal Mora, presidente de la agrupación musical, explica que la sociedad contaba con un terreno pero que no era edificable. Por este motivo, lo cambiaron por dos casas colindantes en la calle l'Amistat a la altura del seis y el ocho. «Fue esencial buscar siempre alrededor del centro del pueblo. Esa característica no la vamos a perder nunca», afirma. A pesar de que se derribaron estas dos viviendas para poder construir en 2006, no se hizo hasta algunos años después. El proyecto que presenta Segarra gustó, se presentó en dos asambleas extraordinarias a los socios y en noviembre de 2017 comenzó a construirse. El presidente afirma, además, que el ayuntamiento de Quart de Poblet ha sido importante a la hora de inculcar la filosofía de accesibilidad y eficiencia, por lo que quieren «aportar su granito de arena».

El estándar «Passivhaus» mantiene la temperatura entre 20º y 24º, con una humedad relativa alrededor del 50 %, con el aire interior de calidad, filtrado, y con unos niveles de CO2 controlados. Esta confortabilidad implica, además, muy poco consumo de energía. Esto lo consigue con una serie de estrategias entre las que se encuentra la ventilación excelente y controlada con recuperación de calor. Para ello, existen dos equipos que cruzan el aire que se toma del exterior con el que se expulsa del edificio. Sin embargo, se transmite la temperatura del aire que sale -entre 20º y 24º- al aire que entra, que puede ser muy frío o muy cálido. De esta manera, el esfuerzo que hay que realizar para llevar al edificio a esta temperatura ideal es muy pequeño.

La orientación del edificio, el potente aislamiento térmico y el hermetismo conseguido -y probado- también son elementos vitales. Todo ello con el reto que supone «Passivhaus» en un edificio que debe cumplir con el aspecto historicista que requiere la zona del «núcleo de protección ambiental».

Para financiar el proyecto, de casi 1,5 millones de euros, cuentan con un crédito bancario y con préstamos de los socios, además de la subvención de algunas administraciones y las aportaciones de las entidades que lo deseen. Todo ello con la ilusión de que L'Amistat tenga su sede propia y se pueda inaugurar, como está previsto, a finales de 2019.

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