"Ya me lo habían comentado, pero no me lo podía creer", reconocía ayer Toni Morella, un vecino de Massanassa que admitía su sorpresa ante las limitaciones de accesibilidad que presenta la estación de Cercanías del municipio de la comarca de l'Horta. Tal como puede leerse en una pequeña pegatina junto al ascensor con el que cuenta la estación, el elevador cuenta con un horario de funcionamiento que limita su uso al intervalo existente entre las 06.05 y las 19.55 horas. Por si fuese poco, este horario se aplica de lunes a viernes. Los fines de semana y los festivos, cualquier persona con diversidad funcional, movilidad reducida o carros de bebé no puede utilizar el servicio ferroviario porque el ascensor permanece cerrado.

Para Toni, que no necesita el ascensor para poder utilizar los servicios de Cercanías, "es un escándalo" que "en 2019, la accesibilidad tenga un horario". Desde Renfe, encargada de la gestión de las estaciones de Cercanías, aseguran que "el horario está ligado a la presencia de personal de la estación" por motivos de seguridad.

Sin embargo, esta limitación para los usuarios con movilidad reducida incumple la Ley de Accesibilidad Universal por la que todos los edificios públicos o privados deben tener total accesibilidad y cuya aplicación es obligatoria desde 2018.

Las fuentes de Renfe consultadas por este diario aseguran que el servicio de ascensor permanece en funcionamiento durante el 95 % de las frecuencias horarias. Sin embargo, el elevador solo deja acceder al 82.93 % de los trenes que circulan de lunes a viernes por esta estación de la C1 y la C2. El fin de semana y los festivos, ningún tren es accesible porque la venta de billetes se realiza a través de las máquinas y no hay personal en la estación. Desde Renfe aseguran que "se están estudiando otras posibilidades".

La accesibilidad universal es una de las grandes reivindicaciones de los colectivos de personas con diversidad funcional junto a la accesibilidad total a los trenes, puntos en los que se avanza de forma lenta. De hecho, Juan Antonio Peinado, un usuario de los trenes de Cercanías, se encadenó en mayo de 2018 a un convoy cansado de tener que esperar horas cada vez que quiere subir al tren para ir de València a Cullera.