El Ayuntamiento de Albuixech mantendrá cerrada durante este viernes su piscina municipal, después de que ayer se detectaran heces flotando sobre el agua. La moda de defecar en los recintos acuáticos ha afetado en este caso por primera vez al municipio de l'Horta Nord.

Según explica el alcalde, José Vicente Andreu, el incidente se produjo a última hora del jueves, cuando alguno de los usuarios avisó de la presencia de caca en el agua. Rápidamente se decidió desalojar el recinto, y durante toda la jornada del viernes se está procediendo a desinfectar y clorar el agua. "La previsión es que este sábado pueda volver a abrirse", apunta el alcalde.

En este sentido, el dirigente socialista señala que el acceso al recinto es gratuito para los vecinos de Albuixech. Por ello, cada usuario tiene una tarjeta nominativa para poder entrar. Andreu reconoce que es la primera vez que sucede un incidente de estas características en su municipio y avanza que esperarán "a ver cómo evoluciona los próximos días" y en el caso de se repita la gamberrada, "tomaremos medidas para evitar que vuelva a suceder".

Y es que desde que comenzara la temporada de verano, localidades como Catarroja, Massanassa, Paiporta, Almàssera, Tavernes Blanques, Museros o el Barrio del Cristo han tenido que desalojar y cerrar sus piscinas por la presencia de heces o por otro tipo de actos incívicos como el lanzamiento de hamacas o de macetas llenas de tierra al agua, en lo que parece un reto viral.

En algunos casos, incluso en más de una ocasión, es lo que ha ocurrido en Massanassa, donde la presencia de heces ha obligado a cerrar la piscina en tres ocasiones diferentes, la primera vez el 5 de julio.

Para tratar de frenar este tipo de actos vandálicos, algunos ayuntamientos han adoptado medidas como la identificación con DNI o el registro de objetos y pertenencias de los usuarios antes de acceder al recinto de la piscina, como es el caso de Tavernes Blanques y Catarroja.

En este sentido, el propio Andreu, como presidente de la Mancomunitat de l'Horta Nord, ha recordado "el perjuicio que conllevan estos actos vandálicos para las arcas municipales", que obligan al vaciado y posterior llenado del vaso de la piscina y a la aplicación de un tratamiento de choque de cloro, tal y como establece el protocolo sanitario para estos casos, un coste que es asumido por los consistorios.