La pandemia global provocada por la covid-19 ha tenido efectos locales devastadores a nivel sanitario, de vidas humanas y económicas. Pero también ha permitido redescubrir las ciudades y pueblos. Y disfrutar del privilegio del silencio o del piar de los pájaros donde antes sólo se escuchaba el ruido de los coches en las urbes más ruidosas. También comprobar que el espacio urbano se quedaba pequeño para garantizar la distancia socia a la que obliga la presencia del SARS-CoV-2 cuando se suavizaron las medidas del confinamiento. Para conocer cómo debe evolucionar el urbanismo y la movilidad tras la pandemia, Levante-EMV ha reunido, en un encuentro virtual -patrocinado por Caixa Popular, Global Omnium y la Entidad metropolitana para el tratamiento de residuos (Emtre)- a concejales del área metropolitana de València y colectivos sociales para debatir cuál ha de ser el camino a seguir.

La charla se enmarca dentro de los actos organizados por el 25º aniversario de la edición de l'Horta de Levante-EMV. Y contó con la presencia del concejal de Hacienda, Servicios Económicos y Comunicación del Ayuntamiento de Alfafar, Eduardo Grau; Juan Medina, edil de Desarrollo Urbano Sostenible, Transición Ecológica Cambio Climático de Quart de Poblet; Andrés Campos, concejal del Área de Estrategia, Innovación y Economía del Ayuntamiento de Torrent; Malek Murad, vicepresidente del Colegio Territorial de Arquitectos de València (CTAV); Antoni Velarde del Col·lectiu Soterranya de Torrent; y Elías Colom, director de márketing de Global Omnium.

Todos los participantes coinciden en destacar que las ciudades y municipios van a cambiar. De las decisiones que se tomen, sobre todo de forma mancomunada y metropolitana, dependerá que los cambios de la «nueva normalidad» sean a mejor.

«Los peatones se han hecho los amos del asfalto. Y se han aprovechado de las carreteras más anchas para pasear y hacer deporte», cuando la movilidad estaba más restringida, recordaba el concejal de Alfafar, Eduardo Grau. En este municipio los vecinos se «apoderaron» de su conocida zona comercial junto a la Pista de Silla, «vacía y cerrada, pero con calles amplias para pasear y practicar el ocio. Y con un carril bici por el que nos criticaron diciendo que habíamos tirado el dinero, pero que ahora se ha llenado de peatones, bicicletas y patinetes».

Para el edil de Torrent, Andrés Campos, «la pandemia ha mostrado la debilidad de las ciudades. Y que estábamos construyendo ciudades insostenibles desde el punto de vista urbano».

El espacio público ha mutado a una nueva dimensión. «Tiempo atrás la gente no se explicaba que hiciéramos aceras de ocho metros o el carril bici al polígono industrial», recordaba el edil de Quart de Poblet, Juan Medina. Pero con el confinamiento, «la gente ha redescubierto el carril bici, que ha sido uno de los trayectos más transitados en el municipio junto a la zona del río Turia, donde hubo una explosión de aproximación de personas».

«La covid-19 ha servido para sacar las miserias de la sociedad y nos ha mostrado la baja calidad del espacio público, que ha colapsado», diagnostica Antoni Velarde (Col·lectiu Soterranya), por lo que aboga por «reconquistar el espacio público y devolver el espacio para las personas, aunque cuesta hacer cambios por la mentalidad 'cochista' -en referencia al coche- que ha calado en la sociedad y en la administración». El voluntariado que ha realizado el colectivo Soterranya durante el confinamiento también les ha permitido comprobar que «mucha gente vive en casas muy pequeñas, sin continuidad con el espacio público y con las azoteas desaprovechadas».

Así que el reto es decidir hacia dónde hay que evolucionar. «La ciudad y los edificios han cambiado a lo largo de la historia gracias a las pandemias -como la peste- que han generado calles más anchas, viviendas más grandes y la llegada del agua, el saneamiento y el suministro de servicios. Aunque ahora no se trata de crecer, sino de repensar el espacio público actual para hacer las ciudades más amables», reivindica el arquitecto Malek Murad.

Un trayecto en el que la tecnología será la gran aliada. «Nuestra obsesión durante el estado de alarma era que el suministro de agua se mantuviera con total normalidad», defiende Elías Colom, director de marketing de Global Omnium. Un objetivo que han logrado. «No hemos tenido incidencias, el servicio se produjo con total normalidad y gracias a la tecnología se ha podido teletrabajar desde casa y monitorizar las redes sensorizadas por lo que hemos podido avisar de fugas en contadores y problemas varios, incluso la falta de consumo continuado para dar el aviso a Servicios Sociales».

La coincidencia en el diagnóstico es absoluta entre los seis interlocutores invitados por Levante-EMV. Hay que recuperar la ciudad para las personas y hacerlas más resilientes, más verdes y más próximas, adaptables y flexibles. La cuestión es cómo hacerlo. Y si se trata de un cambio de mentalidad local (ejecutado en todos los municipios participantes en el debate) que debe buscar la complicidad metropolitana para crear auténticas redes de movilidad sostenible. En los tres municipios se han adoptado decisiones locales pero la gran «asignatura pendiente es la movilidad metropolitana». De hecho, las conexiones con València están garantizadas de manera razonable (en transporte público y vehículo privado) pero suspenden cuando se trata de ir desde Alfafar a Torrent o desde ésta última localidad a Aldaia o Alaquàs. «El transporte está masificado porque no tenemos más remedio que ir a València para viajar, por ejemplo, a Torrent» reflexiona el concejal de Alfafar, Eduardo Grau. De ahí la necesidad de poner en marcha «el anillo verde ciclista y de la CV-400 y ampliar el transporte público».

También garantizar «lanzaderas entre Quart y València, crear aparcamientos y estaciones de bicicletas junto al metro y garantizar la movilidad sostenible con carriles bici, por ejemplo, con el polígono de Paterna Fuente del Jarro», defiende el edil Juan Medina. En Torrent, Andrés Campo reconoce que «las conexiones con Quart y Aldaia tienen deficiencias, pero hemos impulsado el carril bici por el polígono industrial, en la conexión con Alaquàs ya tenemos el proyecto aprobado de la ronda del Safranar y el corredor comarcal. Además de reurbanizar el Camí Reial, en cuya reurbanización se ha de recuperar espacio para el peatón. Y en breve afrontaremos la reforma del centro, que creará conflicto porque se perderán aparcamientos, pero mejorará mucho el casco histórico».

«El diálogo es importantísimo entre València y el área metropolitana, es donde se producen la mayoría de desplazamientos por eso se debe buscar una respuesta común», apunta Velarde (Soterranya) sobre la coordinación metropolitana.

«Cualquier crisis es una oportunidad de cambio -concluye el arquitecto Malek Murad-. Una València metropolitana es buena para todos. Nos vamos a tener que centrar mucho en el espacio urbano, cuidarlo y transformarlo para que sea amable para todos. No toca ampliar la ciudad, sino mejorar lo que tenemos, que no es poco. Y lo mismo con el espacio público. No se trata de hacer nuevos parques, sino de mejorar los que tenemos».