Las Hermanas Carmelitas se han despedido de la Diócesis de Teruel y Albarracín, en cuya capital han estado presentes desde hace 360 años, en el convento de Santa Teresa y se han trasladado a Puçol.

El obispo de Teruel y Albarracín, monseñor Antonio Gómez, ha presidido la última eucaristía, siguiendo la voluntad de las hermanas de la Orden del Carmelo a causa de la pandemia del coronavirus.

"Hubiera sido difícil cumplir los protocolos sanitarios con tanta gente que querría acompañarlas y demostrarles el afecto que les tienen, pero también por lo triste para ellas de las despedidas de tantas gentes, de tantos rostros, con los que han convivido durante gran parte de sus vidas", ha contado la Delegación de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Teruel y Albarracín en la web Iglesia en Aragón.

La historia del convento de Santa Teresa va casi de la mano de la historia de la diócesis ya que nació con la llegada las Madres Carmelitas de Zaragoza en 1660. Las tres hermanas que realizaron su fundación fueron la oscense madre Isabel de Jesús María, la ejeana madre Ana del Espíritu Santo y la zaragozana madre Ignacia de Santa Teresa.

Por este monasterio turolense han pasado desde sus orígenes más de 150 religiosas. Este cierre se suma al que tuvo lugar en el verano de 2019 del Convento de Santa Clara de Teruel, después de siete siglos de permanencia en la ciudad. Las cuatro monjas de clausura que vivían en él se trasladaron a Valencia, donde se ubica la cabecera de la orden de las clarisas.