Una fiesta ilegal con cerca de un centenar de personas, alcohol, desfase y ningún tipo de medida de prevención contra la covid. Eso fue lo que se encontró la Guardia Civil y la Policía Local de Picassent el pasado domingo por la mañana en una masía situada en las proximidades de la Torre Espioca, en el término de Picassent. 

Los agentes identificaron a un centenar de jóvenes, de entre veinte y treinta años, la mayoría de origen suramericano. A los asistentes se les tramitó una propuesta de sanción por infracción leve, mientras que al presunto promotor de esta fiesta ilegal, de 35 años y nacionalidad española, se le abrieron diligencias por una falta grave y se enfrenta a una posible sanción de entre 600 y 30.000 euros por organizar una fiesta no autorizada que implica una aglomeración o agrupación de más de quince personas.

Fue un aviso de un particular el que alertó a la Guardia Civil en torno a las ocho de la mañana del pasado domingo. Aunque se trata de una zona apartada del casco urbano, desde la autovía A-7 se podía divisar la concentración de vehículos en la zona. Hasta una treintena de coches localizó la policía en esta parcela privada y sus alrededores. 

Además de identificar a todos los presentes, antes de que abandonar el lugar la Policía Local les hacía pruebas de alcoholemia para ver quienes estaban en condiciones de ponerse al volante, llegando a sancionar a alguno de ellos. 

La fiesta no fue anunciada por redes sociales sino que fue el boca a boca cuando iban a cerrar los locales de ocio de la Marina de València por el toque de queda, cuando la gente decidió seguir la juerga en dicha masía hasta la mañana siguiente. Algunos reconocen que pagaron entrada.