«Ha valido la pena pasar este calor y poder ver a la virgen tras muchos meses». La frase la pronunciaba una fallera de Paterna conforme salía del recinto acotado en la Plaça del Poble, frente a la Iglesia de Sant Pere, a la conclusión de la Ofrenda de las Fallas 2021. Y es que a las restricciones por la pandemia y la emoción del momento, se unieron las altas temperaturas -por encima de los 25 grados- en las que transcurrió gran parte del tradicional desfile ante la Mare de Déu. Las falleras no dudaron en tirar de abanico durante el recorrido.

Pese a que la participación, tal como ha ocurrido en otros localidades, fue más baja de lo habitual -entorno al 50% del censo fallero-, había muchas ganas de Ofrenda. A la llegada de las comisiones a la Plaça del Poble, a través de la calle Sant Pere, se iban sucediendo las escenas de emoción: los padres que ofrecían a la Virgen al hijo nacido en la pandemia, la fallera mayor de la comisión que veía cumplido su sueño tras año y medio de espera o el hombre o la mujer que se acordaba del que ya no está.

Un manto multicolor

La Ofrenda contó con numerosa presencia de público a lo largo de todo el recorrido -algunos refrescándose en las terrazas-pero por cuestiones sanitarias se cerró el entorno de la Plaça de Poble, y solo las comisiones pudieron acceder al interior para depositar los ramos, de multitud de colores y sin una directriz específica de llevar claveles rojos y blancos.

Para tratar de cumplir el protocolo sanitario, la Junta Local y el ayuntamiento diseñaron un acto escalonado. Las comisiones se dividieron en cuatro grupos de cinco fallas, concentrándose en el IES Peset Aleixandre en franjas de 30 minutos (18.45 h, 19.15 h, 19.45 h y 20.15 h). Además, cada falla tenía un espacio reservado durante la espera, para a continuación iniciar el trayecto con un margen de cinco minutos. Las falleras mayores y sus cortes cerraron el acto.

En la Ofrenda participaron por primera vez representantes de diferentes juntas locales de l’Horta Nord y el Camp de Túria.