Es más que evidente que todas las advocaciones marianas representan a la misma entidad divina: la Virgen María, pero cada una de ellas es diferente y particular porque nace en un lugar, en un momento histórico determinado (Jaume I, Fr. Gilabert Jofré), en unas circunstancias diferentes. Ello nos permite afirmar que cada representación de la Virgen tiene un ropaje histórico-cultural diferente, y que su influencia dio lugar a unos hechos y a unas características culturales que han esculpido nuestra personalidad histórico-valenciana.

En este sentido la Virgen de El Puig es una actriz histórica necesaria para comprender la conquista de Valencia y el nuevo rumbo que Jaume I le imprimió. Por ello, el erudito ilustrado Agustín Sales, «Chronista de la misma Ciudad, i Reino» de Valencia, al valorar en el año 1760, para su posible publicación, la obra Historia de la Imagen Sagrada de la Virgen Santisima del Puig, primera, y principal patrona de la Ciudad, y Reyno de Valencia, del mercedario Fr. Francisco Martínez, no duda en afirmar que la Virgen de El Puig «ocupo el respeto del Rei D. Jayme I quando fue descubierta en 1237» por «S. Pedro Nolasco» y «desde entonces quedo este Santuario, como dice Beuter, por Casa Santa, en que los Inclitos Reyes de Aragón se encomendaron a la Virgen MARIA, i fueron socorridos por ella: i la Virgen del Puig por Patrona de Valencia».

Y respecto a la gran devoción que adquirió la Virgen de los Desamparados, que siglos más tarde se consideró «patrona especial de la Ciudad, y Reyno de Valencia», como reza el título de la obra a ella dedicada por Josef V. Ortí y Mayor, en 1767, el mismo Agustín Sales nos da como uno de los motivos, además de sus milagros, que su «Devotissima Capilla» estaba»mas cercana». Mas, para Sales, sin titubear, «permanece sin embargo la misma Señora con el título del Puig, en ser Patrona como siempre. Ojala se le procuren obsequios de tal por la Santa Sede, para que en lo moderno, no quede olvidado su antiguo culto, i titulo». Agustín Sales sabe que las dos imágenes representan a la Virgen María, pero no expresan lo mismo, porque su origen y la historia a la que dieron lugar es muy diferente, en profundidad y dimensión históricas.

De modo que si olvidamos la historia que emergió y evolucionó gracias al influjo de la Virgen de El Puig sobre Jaume I, hasta abrazarnos en el siglo XXI, entonces, renegamos de nuestra personalidad histórica, nos convertimos en «monos desnudos», caprichosos, inconscientes de sus referentes históricos, insolidarios con sus antepasados y con el futuro, desconocedores de sus características culturales. Y por todo ello, incapaces de realizar un proyecto político-social que englobe a creyentes, a ateos y a agnósticos. Pues la Virgen de El Puig, su valor para todo valenciano, de nacimiento o de adopción, debe ir más allá de lo religioso, para adentrarse en las entrañas de su autentica identidad.

Visca la Mare de Déu del Puig, Patrona dels valencians!