Burjassot rinde homenaje a su Policía Local

"Soy guardián de la armonía, / firme adalid de la paz, / reto al mal cada día, / soy tu Policía Local. / Como el faro en la tormenta, soy luz en la oscuridad". La música y la letra del himno ‘Soy guardián de la armonía’ se pudo sentir este viernes a mediodía, en el auditorio de la Casa de Cultura de Burjassot, con motivo de la celebración del Día de la Policía Local en un acto que presidieron el alcalde de Burjassot, Rafa García; el concejal de Policía, Juan Manuel Hernando, y el comisario jefe local, José Javier Collado.

En el transcurso de la ceremonia, que contó con la presencia de numerosos representantes del tejido social de la ciudad y de poblaciones vecinas, el ayuntamiento distinguió con placa conmemorativa, en primer lugar, a entidades civiles y vecinos que con su labor contribuyen a mejorar la convivencia ciudadana. Este año, junto con la empresa de seguridad Shadow Lynx, fueron galardonados la sección de Señalética Viaria de la empresa municipal Cemef y los departamentos de Comunicación y de Contratación del consistorio burjasotense.

Cruz al Mérito Policial

Después la corporación municipal otorgó la medalla de la Cruz al Mérito Policial a los agentes y mandos más destacados de la Policía Local de Burjassot (PLB) y de otras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado –Guardia Civil, Policía Nacional de la Comisaría de Burjassot-Godella y Policías Locales de València, Godella y Rocafort– por su eficaz colaboración en las acciones de la PLB. A continuación se rindió un emotivo homenaje a todos aquellos agentes “caídos en acto de servicio”. Ante el emblema de la PLB se depositó una corona en su memoria.

Al igual que en anteriores ediciones de la fiesta de la Policía Local, la ermita de los patrones del pueblo, Sant Roc y la Virgen de la Cabeza, acogió a primera hora de la mañana una eucaristía dedicada a los Santos Ángeles Custodios. Como colofón de la jornada, tras la gala de entrega de reconocimientos y condecoraciones en la Casa de Cultura, el Antiguo Mercado Municipal –joya arquitectónica del Modernismo– fue escenario de un vino de honor.