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La Edad de Hierro vive en Yátova

Arqueólogos de la Universitat de València hallan una lámina de plomo escrita en ibérico del siglo IV antes de Cristo. El poblado íbero del Pico de los Ajos, en la Sierra Martés, es un yacimiento único en España por las escrituras encontradas

La lámina de plomo encontrada en Yátova

En una época de convulsión política y social, viene bien hallar algunas certezas que arrojen luz sobre el pasado más lejano. En Yátova, en el yacimiento del Pico de los Ajos, en la Sierra Martés, ha salido a la luz una lámina de plomo escrito en ibérico que data de los siglos IV-III antes de Cristo, aunque ha aparecido en un estrato de la excavación que corresponde a los siglos II-I a. C, lo que la convierte en una pieza más curiosa si cabe. Al parecer, la pieza «vivió» durante más de doscientos años pasando de unas manos a otras, con unos y otros usos, hasta que la historia la enterró. Dejó de tener valor como documento escrito para ser un metal para reciclar. Chatarra.

La excavación, impulsada por el Ayuntamiento de Yátova, El Museu de Prehistòria de la Diputación de València y la Universitat de València, quien ha puesto los medios técnicos y la investigación, es una mina de conocimiento. Ubicado a más de 1.000 metros de altitud en la Sierra Martés, la pieza fue encontrada en 2018 pero no ha sido hasta hoy cuando ha salido a la luz, después de tres años de restauración, análisis y estudios de todo tipo, hasta por los filólogos de la Universitat de Barcelona, especialistas en escritura ibérica aunque todavía por descifrar en su plenitud.

Excavación en el Pico de los Ajos. R.C.T.

La lámina cuenta con texto en ambas caras y tiene una forma trapezoidal, de unos 5 cm de largo en el lado más largo. Se utilizaban como soporte para la escritura, habitualmente para textos comerciales, administrativos o de pactos entre personas o pueblos. En este caso concreto, a falta de profundizar en el lenguaje ibérico, los expertos apuntan a que podría tener un carácter votivo, esto es, una ofrenda de una a otra persona, ya que la primera palabra que aparece podría ser el nombre de alguien. Así lo defiende David Quixal, director de la excavación junto a Consuelo Mata, ambos profesores del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universitat de València.

«Excavamos en 2018 un edificio que tenía una función relacionada con el trabajo de la metalurgia y el reciclado de materiales. Allí es donde encontramos la lámina, doblada en tres partes», explica Quixal. Sostienen que el lugar donde fue encontrado estaba dedicado al reciclado de materiales, es decir, una «chaterrería» bien entendida, donde aparecieron otras piezas de metal para darles un nuevo uso. «Había una persona que se dedicaba a recoger piezas de metal para reutilizarlas, y es donde aparece esta pieza que se escribió 200 años antes de cuando fue depositada en este edificio excavado», dice Quixal.

Este yacimiento es ejemplar en España al haber encontrado diversas piezas de plomo que suponen un material más que valioso para conocer las pequeñas sociedades de la Edad de Hierro en la Península Ibérica.

El expolio, principal peligro para la Historia

El Pico de los Ajos fue presa de cazatesoros y aficionados hasta que la legislación lo protegió

El yacimiento arqueológico ha dado buena cuenta de cómo debió ser el poblado ibérico activo durante 800 años, hasta el segundo siglo de nuestra era, cuando fue abandonado. Sin embargo, los largos años en que se mantuvo enterrado quedaron al descubierto tras los hallazgos del arqueólogo Domingo Fletcher, cuando fueron encontradas tres láminas de plomo de alto valor histórico. La voz corrió y durante los años 80 se hicieron excavaciones ilegales. «Se trata de un lugar recóndito, en lo alto de la montaña. Es fácil estar allí rato sin que nadie te vea, y se buscaron metales de todo tipo, desde monedas hasta armas», lamenta Quixal. No fue hasta la década de los 90 cuando la legislación prosperó y protegió de los curiosos y los cazatesoros esta zona, que castigaba con elevadas multas el robo o sustracción de piezas en yacimientos arqueológicos.

En este sentido, las láminas de plomo sobrevivieron, como la última encontrada. Cabe recordar que el poblado ibérico es un recinto amurallado de unas tres hectáreas de extensión, con una gran visibilidad sobre el río Magro, «una importante vía de comunicación en época ibérica que conectaba el litoral con el interior», señala Quixal. «Por su ubicación, debió tener un importante papel en la delimitación de las ciudades ibéricas de La Carència (Turís) y Kelin (Caudete de las Fuentes)», señala el arqueólogo, además de una posición estratégica para evitar ataques.

Tres láminas más fueron descubiertas en los años 80

La lámina encontrada recientemente en el Pico de los Ajos no ha sido la primera. En concreto, es el sexto hallazgo de este tipo que se descubre en este poblado. En 1979, el arqueólogo valenciano y eminencia en la disciplina, Domingo Fletcher, estudió otras tres láminas de plomo que hoy se exponen en el Museu de Prehistòria de la Diputación de València. No se puede certificar la procedencia ni al siglo al que pertenecen porque aparecieron en el yacimiento en un contexto donde fue expoliado y por tanto, removido de su enterramiento real.

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