La operación de rescate de los 33 mineros sepultados en la explotación de San José fue un dechado de minuciosidad. Expertos chilenos en rescate prepararon la cápsula "Fenix 1", que fue la encargada de traer a la superficie a los operarios atrapados a 700 metros de profundidad.

Pasadas las 18.30 horas (23.30 del martes en España) arribó al campamento Esperanza toda la infraestructura y la cápsula.

En su interior, en la parte superior de la cabina metálica, los mineros podían observar unos ocho tubos pequeños de oxígeno, una cámara de televisión que abarca una visión de 360 grados, un micrófono para comunicarse con el exterior y una mascarilla de oxígeno que los mineros podían utilizar en caso de sentir algún tipo de angustia o ahogo, según los médicos que supervisaron la operación desde la superficie.

El artefacto también llevaba en sus costados ocho ruedas flexibles, cuatro de ellas, casi al final de la parte superior y las cuatro restantes en la parte inferior.

Cuando los mineros sepultados ingresaban en la cabina de la "Fénix 2", se colocason un casco con audífonos y micrófono inalámbrico, así como unas gafas que filtran toda la luz, un arnés de cinco puntas para fijarlos a la cápsula y un cinturón biométrico que marcaba las constantes vitales del "viajero". Los mineros también se vistieron con un traje térmico impermeable, pero que permitía la salida de la transpiración, un vendaje para evitar trombosis en las piernas durante el ascenso y calcetines con fibra de cobre. Hay que tener en cuenta que los apenas 60 centímetros del habitáculo en el ascendieron los enterrados obligaban a entrar en la cápsula comprimiendo el torso y permanecer con las piernas en estado rígido durante el trayecto.

En la puerta de la cápsula iba instalado un monitor que asimilaba toda la información que recibía el cinturón biométrico, con los datos sobre frecuencia cardíaca y respiratoria, la que a su vez era transmitida a los médicos en la superficie.

De esta forma, con tecnología avanzada, en algunos casos cedida por la propia Agencia Espacial de EE UU (NASA), uno a uno, los mineros fueron dejando atrás el infierno que habían vivido durante algo más de los dos últimos meses a casi 700 metros de profundidad, donde tuvieron que soportar temperaturas de hasta 40ºC y con unos niveles de humedad del 93%.

Expertos de la NASA viajaron a Chile poco después de descubrirse que los mineros estaban vivos y que podía organizarse su rescate, a mediados de agosto pasado.

"Durante décadas, los trabajadores de esta agencia han aprendido a vivir, trabajar y sobrevivir en el hostil entorno del espacio", dijo Charles Bolden, administrador de la agencia estadounidense.

"Estoy orgulloso de los trabajadores de esta agencia que fueron capaces de llevar la experiencia de los vuelos espaciales hasta la Tierra, donde más se necesita", aña dió Bolden. El equipo de la NASA viajó a Chile a solicitud del gobierno del presidente Sebastián Piñera para compartir experiencias de la agencia en el manejo de personas sometidas a confinamientos prolongados.