Ahmed Bujari forma parte del equipo negociador del Frente Polisario ante la ONU. En esta entrevista reflexiona sobre los últimos acontecimientos en El Aaiún y advierte sobre las consecuencias de una ruptura del alto el fuego.

El delegado del Polisario en Madrid advirtió el viernes con la vuelta a las armas tras la respuesta vaga de la comunidad internacional ante los sangrientos sucesos de El Aaiún. Sería, en realidad, la vuelta al conflicto armado con Marruecos tras veinte años. ¿Hasta dónde llega realmente esta advertencia?

Simplemente se ha hecho un análisis de la situación, de los hechos, y se ha revelado que existe un clamor saharaui para cambiar las cosas. Y eso podría conducir perfectamente a que se llegue a la conclusión de que la vía diplomática se está agotando.

El alto el fuego con Marruecos se declaró en 1991. Al final ¿ha servido de algo desde la perspectiva del Polisario?

De un lado en estos veinte años se ha fortalecido la identidad y la unidad saharaui. Pero también se ha verificado que la comunidad internacional no ha cumplido con sus obligaciones asumidas en la resolución del conflicto sobre la última colonia en África registrada en la agenda de la ONU. Esto lleva a preguntarse por la consistencia del sistema internacional, que hace aguas por todas partes, pero los derechos saharauis están sólo en relación directa con los que desean los saharauis. Que no quepa duda alguna al respecto.

¿Tiene nuevos datos sobre lo ocurrido con el desalojo violento del campamento saharaui junto a El Aaiún? ¿Qué información manejan ustedes?

Bueno, las informaciones van llegando con cierta dificultad. Pero tenemos razón en pensar que las cosas han llegado a la dimensión de la masacre. Por eso solicitamos al Consejo de Seguridad una investigación sobre los hechos. Pero Francia y Marruecos, como temen esa investigación, no la hicieron posible [París ejerció derecho de veto].

¿Qué indicios tienen?

De un lado Marruecos tuvo la osadía de decir cuántas bajas tuvo, pero no habla de las víctimas. Y si una fuerza atacante, que aprovecha la sorpresa y la superioridad, resulta con once víctimas mortales y decenas de heridos, es razonable pensar que la fuerza atacada y sorprendida tenga una lista de bajas cinco veces superior. Eso son los cálculos. De otro lado, hay indicios de que testigos oculares vieron 36 cadáveres en la morgue del hospital en El Aaiún. Y hay testigos oculares de una fosa común donde se enterraron 16 hombres y 19 de mujeres. Todos estos indicios claman por una investigación. El Gobierno marroquí ha echado por tierra su esfuerzo de veinte años para convencer a los saharauis de que su ocupación [del Sahara] era el paraíso para ellos.

Da la impresión de que el único camino de mantener el conflicto en la agenda internacional y no acabe olvidado, es la intifada saharaui. Pero a la vista está que será sangriento.

Los saharauis fueron forzados al camino más duro en 1975 cuando España nos abandonó. Fuimos víctimas del napalm y del fósforo blanco [armas químicas utilizadas ya por EE UU en Vietnam] en febrero de 1976. Centenares de saharauis murieron después, seiscientos desaparecieron, según los propios medios de prensa marroquíes, autoridades militares marroquíes arrojaban a combatientes saharauis heridos desde helicópteros. Es decir, hemos estado viviendo en el horror desde 1975. Y lo que pasó en el campamento de El Aaiún es la continuación del horror que ejerce una potencia ocupante contra un pueblo.

Hay una nueva generación de saharauis en El Aaiún que dicen negarse a aguantar otros veinte años de negociaciones. Todo apunta a su radicalización.

El Polisario había querido darle toda la prioridad a la via diplomática, pero la brutalidad marroquí y la indiferencia del Consejo de Seguridad, por Francia, no permiten seguir creyendo en la vía diplomática. Por lo tanto, cualquier desenlace es posible. Lo que es más difícil es que no hay manera de contenerlo, se nos escapa. De ahí el enorme error del Consejo de Seguridad al no acordar una misión de investigación.

Si se radicaliza la situación, los jóvenes de El Aaiún no se quedarán al margen, pero ¿qué pueden hacer ustedes frente al muro marroquí?

Si Marruecos fuerza esa salida los términos y los escenarios de una probable guerra serán muy diferentes a los de los años setenta y ochenta. Y sobre los muros... serían lo primero en volar, los muros y donde haya presencia militar en el Sahara Occidental. Sería una guerra total.

Es de suponer que para algo así cuentan ustedes con el apoyo de Argelia; si no, no sale...

En una guerra total en esa región ya no se sabe cuántos amigos y cuántos enemigos habrá.

Se me escapa lo que dice.

Bueno, digo que entraríamos en lo desconocido y que esto podría traer sorpresas agradables como desagradables...