La Unión Europea endureció este lunes sus sanciones contra Siria atacando posibles vías de ingresos para el régimen de Bachar al Asad, al tiempo que acordó un gesto de acercamiento con la oposición, a la que demanda, sin embargo, más unidad.

Los ministros de Exteriores de los Veintisiete reunidos en Bruselas acordaron una batería de medidas restrictivas que buscan estrangular económicamente al Gobierno de Damasco y forzarle así a detener la violencia.

El Banco Central sirio, el comercio de oro y metales preciosos con el régimen y los vuelos de carga procedentes del país u operados por compañías del mismo, todos se verán afectados por esta nueva ronda de sanciones, que se suma a medidas ya en vigor como un embargo a las importaciones petroleras.

En el caso del Banco Central, se permiten excepciones para no dañar el "comercio legítimo", mientras que en el del tráfico aéreo no se prohibirán los vuelos con pasajeros para no complicar la salida de ciudadanos extranjeros del país.

Además, la UE decidió añadir a siete ministros del régimen de Al Asad a su "lista negra", por lo que se congelarán los activos que puedan tener en Europa y se les prohibirá viajar a territorio comunitario.

"Las medidas tienen como objetivo al régimen y a su capacidad para mantener la terrible violencia contra los civiles. Mientras continúe la represión, la UE continuará imponiendo sanciones", dijo la jefa de la diplomacia comunitaria, Catherine Ashton.

Para los Veintisiete, la prioridad a día de hoy es detener los bombardeos sobre ciudades como Homs y lograr que a ellas pueda llegar ayuda humanitaria.

Sin embargo, fuera de las sanciones, los ministros comunitarios apenas acordaron hoy medidas concretas y responsabilizaron de la sensación de impotencia de la comunidad internacional a los vetos de China y Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU.

España llegó a la reunión anunciando que podría cerrar su embajada en Damasco como señal de protesta, pero la idea no caló entre la mayor parte de Estados miembros, que consideran necesario mantener sus delegaciones abiertas para atender a los ciudadanos y a las ONG y tratar con la oposición, según fuentes comunitarias.

Según el ministro español, José Manuel García-Margallo, pese a no haber una postura unánime, se acordó que esa medida se volvería a estudiar en caso de que la situación sobre el terreno empeore.

Por otra parte, García-Margallo aseguró que el Gobierno de Madrid está haciendo todo lo posible para evacuar al periodista español de "El Mundo" Javier Espinosa de la ciudad de Homs, epicentro de los combates.

En el documento aprobado hoy, los ministros pidieron una vez más el cese de la violencia y la salida de Al Asad, mientras que restaron toda credibilidad al referéndum constitucional organizado por el Gobierno.

"Cuando vemos al presidente Al Asad sonreír mientras vota en su referéndum, que es un mascarada siniestra, no podemos más que indignarnos porque las bombas siguen cayendo sobre Homs y otras ciudades", dijo el ministro francés, Alain Juppé.

Su homólogo británico, William Hague, aseguró que la consulta "no ha engañado a nadie", dado que "se han abierto los colegios electorales, pero se sigue abriendo fuego contra los civiles".

Los Veintisiete hicieron además un pequeño guiño al Consejo Nacional Sirio, la principal plataforma opositora, al que reconocieron como un "representante legítimo de los sirios que buscan un cambio pacífico hacia la democracia".

Sin embargo, volvieron a expresar su inquietud por la división entre la oposición siria y exigieron una mayor unidad.

"Hablamos con distintos grupos en Siria y les decimos: intenten juntos formar un grupo que represente al mayor número de gente posible", explicó Ashton.

"No hay una oposición unificada y nos gustaría que la hubiese", reconoció el sueco Carl Bildt, quien hizo hincapié en la necesidad de encontrar una solución política que permita "evitar una guerra civil abierta, que tendría consecuencias devastadoras para el país y para la región".