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La cultura de las armas

Dos décadas bajo la sombra de la matanza de Columbine

Los autores de este crimen que conmocionó al mundo son admirados en oscuros foros de Internet, de donde incluso han salido imitadores que han acabado perpetrando otros ataques en escuelas

Dos décadas bajo la sombra de la matanza de Columbine

Era 20 de abril de 1999, y no por casualidad el 110 aniversario de Adolf Hitler. Ese día Eric Harris y Dylan Klebold, estudiantes de 18 y 17 años de la escuela Columbine de Littleton, Colorado, acabaron con la vida de 13 personas, lesionaron a 24 y después se quitaron la vida, poniendo punto final a una masacre que heló la sangre a medio mundo. Desde entonces se han producido en EE UU alrededor de 229 tiroteos masivos en centros educativos, desde escuelas infantiles a universidades, pasando por institutos. Y a cada nueva matanza, el eterno e infructuoso debate sobre la necesidad de establecer mayores y mejores controles al acceso a armas de fuego en un país en el que circulan -de manera legal-, unos 310 millones de este tipo de armas.

Cuando se cumplen 20 años del tiroteo que puso el foco en la cultura de las armas en EE UU, víctimas de aquella masacre y de posteriores se reúnen en asociaciones como Rebels Project para compartir sus experiencias y tratar de ayudarse a superar los traumas. Todas coinciden en lo mismo: el miedo agobiante y la sensación de pérdida y devastación emocional. Cómo volver a vivir tras haber muerto un poco tras ver a tus amigos ser asesinados.

En ocasiones el síndrome del superviviente se hace insoportable. El pasado 17 de marzo Sydney Aiello, de 19 años, se quitó la vida. Nunca superó el asesinato de su mejor amiga, Meadow Pollack en el tiroteo del instituto de Parkland en febrero de 2018. Pocos días después, un joven de 15 años, también superviviente aquel infausto 14 de febrero del año pasado, se suicidó. Pocos días antes el padre de uno de los niños asesinados en 2012 en la escuela de Sandy Hook también se quitaba la vida.

La cifra de este tipo de crímenes es difícil de contabilizar con exactitud pero a finales de diciembre de 2018 el diario The Washington Post publicó un informe que daba cuenta de los incidentes violentos con armas en centros educativos desde 1999. Así, destacó que el año pasado hubo 25 tiroteos en escuelas en EE UU, en los que 25.332 estudiantes estuvieron expuestos al peligro, 94 alumnos recibieron disparos y 33 murieron. Se trata de la cifra más alta en las últimas dos décadas.

Columbine no fue el primer tiroteo en una escuela estadounidense, el primero del que se tiene constancia data de mediados del s.XIX, pero este incidente quedó grabado a fuego en el imaginario colectivo. La frialdad de la planificación, la estética de los atacantes y cómo las cámaras de seguridad grabaron el asalto contribuyó a crear un cierto aura sobre los autores.

El peligro de los «imitadores»

Sin ir más lejos, el pasado miércoles las autoridades tuvieron que declarar la alerta en casi veinte distritos de Colorado, incluyendo el de Jefferson -donde está el instituto Columbine- y los de la ciudad de Denver a causa de las amenazas vertidas en redes sociales por una joven de 18 años, Sol Pais, obsesionada con la matanza, y que al parecer planeaba reeditarla. Fue necesario un gran despliegue policial para hallarla, pues se sabía que nada más aterrizar en Denver desde Miami el pasado lunes había comprado un fusil y munición abundante. Finalmente fue hallada muerta en un bosque.

Este caso es una nueva muestra del ascendente de Columbine, de su peligrosa influencia, que incluso traspasa las fronteras de EE UU. Un buen ejemplo es la matanza que se saldó con 8 muertos en una escuela de Sao Paulo el pasado de 13 de marzo. Los autores, Guilherme Taucci Monteiro, de 17 años, y Luiz Henrique de Castro, de 25, veneraban esta masacre y según la investigación visitaban el sitio web Dogolachan en la llamada «internet oscura», donde incluso llegaron a agradecer a los participantes de este foro su supuesta «ayuda» para cometer su horrible crimen. Veinte años después, la sombra de la matanza de Columbine es alargada.

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