Conflicto en el Cáucaso

El incierto futuro para una Armenia derrotada tras la guerra del Alto Karabaj

Dos semanas después de la operación militar de Azerbaiyán contra el Alto Karabaj, Stepanakert, la capital de la región, y sus pueblos vecinos han quedado ya completamente abandonados

El incierto futuro para una Armenia derrotada tras la guerra del Alto Karabaj.

El incierto futuro para una Armenia derrotada tras la guerra del Alto Karabaj. / EFE

Adrià Rocha Cutiller

Donde antes, hace tan solo dos semanas, había más de 100.000 personas, escuelas, bullicio, enfados, sonrisas, desencuentros y amores, ahora solo queda el silencio. Donde antes había tensión, miedo, colas por culpa de un bloqueo que, tras casi 10 meses, se hacía infinito, ahora solo queda el vacío

Dos semanas después de la operación militar de Azerbaiyán contra el Alto KarabajStepanakert, la capital de la región, y sus pueblos vecinos han quedado ya completamente abandonados. La nada, con al excepción de algunos perros y gatos y soldados de pacificación rusos cuya misión era evitar una guerra que volvió, es quien reina en las calles ahora.

El silencio tan solo es roto, a veces, por algún megáfono de la Cruz Roja en busca de personas que se hayan quedado en casa, que no hayan sido evacuadas hacia Armenia, como todas las demás. Quedan, según la organización internacional, algunas decenas. Gente mayor, enferma y sin familia, que no pudo marcharse. Lo harán en los próximos días.

"Los armenios que llegan del Alto Karabaj están en una situación muy difícil, después del ataque azerbaiyano y los diez meses de bloqueo, en los que Azerbaiyán no dejaba casi entrar ni comida ni medicina a la región", explica Armen Khachikyán, sociólogo armenio y profesor universitario:

"Muchos grupos de voluntarios se han movilizado para proveer comida, ropa y cobijo a los que llegan desplazados. Esta es una catástrofe que está ocurriendo ante los ojos del mundo", continúa Khachikyán.

Todo sucedió muy rápido: el 19 de septiembre, sin previo aviso, Bakú lanzó una operación militar a gran escala contra el Alto Karabaj, una región poblada por armenios, constituida como Estado independiente ‘de facto’ en la primera guerra del Karabaj en los 90, pero que forma parte de territorio internacionalmente reconocido de Azerbaiyán. 

Tan solo hicieron falta 24 horas para forzar la rendición del territorio. Los armenios del lugar pudieron elegir entre quedarse o irse a Armenia. La elección, sin embargo, tras un siglo conflicto, odio, guerra fraticida, y limpiezas étnicas, no existió nunca. Los armenios del Karabaj, todos, se han marchado hacia Armenia. La región, habitada por armenios por milenios, se ha quedado sin ellos.

Así, el caos se ha desplazado hacia Armenia. "El enfado, la frustración y el estado de shock en Armenia son normales y naturales. La rendición del Alto Karabaj en 24 horas es una derrota de mucha mayor magnitud que la derrota en la segunda guerra del Karabaj, en 2020 —explica Richard Giragosian, director del Centro de Estudios Regionales, un think tank con base en Ereván—. Pero este enfado justificable virará en varias direcciones: contra Rusia, por su complicidad e incapacidad; contra Occidente, por la contradicción entre sus palabras y actos; puede incluso contra las élites del Karabaj, que se rindieron tan pronto".

En el ojo del huracán

Sin duda, no obstante, quien ha recibido más críticas y es más discutido hasta la fecha es el Gobierno del actual primer ministro armenio, Nikol Pashinyán, a quien parte de la población acusa de inacción ante la ofensiva azerbaiyana. En estas dos últimas semanas, casi diariamente, miles de personas se han manifestado ante su oficina. 

"Yo he estado participando en estas protestas como sociólogo, profesor y ciudadano preocupado por lo que está ocurriendo. Armenia se encuentra ahora en su momento más difícil y crucial desde su independencia, y mientras el movimiento de protesta crece, parece aún muy complicado encontrar una salida clara a la situación en la que estamos metidos", dice Khachikyán.

El miedo está latente. Moscú, la aliada tradicional de Ereván, se ha apartado del camino de Bakú en todo momento durante el conflicto. Con una Azerbaiyán completamente victoriosa en el campo de batalla, muchos armenios temen que sus vecinos y enemigos históricos no hayan terminado aún.

"Hay un riesgo real de otro asalto militar de Azerbaiyán contra el sur de Armenia", explica Giragosian, que continúa: "Y esto se debe a que Azerbaiyán se ve reforzada ante su victoria militar, y se mantiene fuerte ante su percepción de apoyo incondicional turco, el soporte decepcionante israelí y la falta de fuerza de disuasión de Occidente ante Azerbaiyán. Ante todo esto, no hay ningún incentivo para Bakú para parar ahora. Al contrario, hay un peligro muy real de que Azerbaiyán continúe apoyándose en su fuerza militar".

Este viernes, de hecho, estaba programada en Granada, durante la cumbre de la Comunidad Política Europea, una primera reunión entre Pashinyán y el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, en la que tenían que asistir representantes de Alemania, Francia y la Unión Europea. El encuentro no ocurrirá porque Aliyev no tiene nada que discutir con "países lejanos a la región". Estaba previsto que acudiese también el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, pero escusó su presencia "por motivos de agenda" tras conocerse la decisió de Aliyev.

"La victoria militar azerbaiyana presenta dos precedentes peligrosos. Primero, valida el uso de la fuerza [como forma de conseguir los objetivos de uno], y segundo, ejemplifica la victoria del poder autoritario ante la democracia", zanja Giragosian.

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