Salgo del consejo escolar de mi colegio indignada. El orden del día es el plurilingüismo. No tengo muy claro por qué le llaman pluri, ya que lo único que se pretende con este decreto es conseguir que la enseñanza sea únicamente en valenciano. Y olvidando que hay dos lenguas cooficiales, no una sola. Como madre, me siento invadida en mi derecho a decidir. ¿Quién se cree con derecho suficiente para exigirme en qué lengua deben estudiar mis hijos? Cada día me sorprenden más estos políticos que gobiernan nuestra comunidad. Mucho presumir de demócratas y desde que están en el gobierno, si han destacado por algo, ha sido precisamente por someternos a prohibiciones y obligaciones.

El gobierno que iba a rescatar personas, ¿qué está haciendo para lograrlo? La imposición, que es lo único que verdaderamente saben hacer. Nos quieren imponer dónde enviamos a estudiar a los hijos, eliminando los conciertos que les molestan. Pretenden darnos por hecho la lengua en la que lo tienen que hacer. Y si nos descuidamos mucho, hasta eligen qué es lo que deben estudiar cada uno de ellos. Y, si eso fuera poco, al día siguiente leo en Levante-EMV que el conseller de Educación está muy contento, porque hemos elegido por mayoría, el aumento de nivel en la implantación del valenciano. No nos engañe, señor Marzá. No es que lo hayamos elegido, para nada. Es que con un decreto cacique suyo, la concertada no tiene nada qué elegir. Es si, o sí. ¿Dónde ve usted la elección en este caso?

Con esa actitud prepotente y esa manera de imponer, lo único que consiguen es que cada vez seamos más reacios a todo. ¿No encuentran argumentos para defender que hablemos y conozcamos nuestra lengua? Pues desde luego, conmigo, a base de imposición, lo tiene crudo. Y espero que sean muchos valencianos los que le digan a usted que la lengua no se impone, se fomenta. Eugenia Garrigues Francés. València.