El moderado Alberto Núñez Feijóo ha vuelto a ganar por mayoría absoluta en las elecciones gallegas. Algunos ya lo ven como el digno sucesor del sectario conservador y presidente nacional del Partido Popular, el señor Pablo Casado.

Y todo porque Casado se empeña en mantenerse fiel a ese humanismo cristiano que antaño representara el ideal de vida de millones de españoles. Por eso, hasta hace algunos años, el Partido Popular era considerado un partido de derechas. Cuando Rajoy llegó a la presidencia rodeado de conservadores modernos, el PP pasó a considerarse un partido de centroderecha. Y ahora, qué casualidad, el señor Feijóo, en declaraciones a su cadena popular, alias la Cope, lo ha resituado en el centro político para alejarse lo más posible de Vox y ocupar también el espacio hipotético de Ciudadanos.

Por eso, si esta deriva hacia la siniestra se mantiene y Feijóo ocupa la presidencia del Partido Popular nacional, es más que seguro que podremos considerar al PP como un partido de izquierdas que luchará por los votos progresistas y por los votos conservadores de todas aquellas personas que, ignorantes ellas, aún crean que el PP es un partido de derechas que conserva el humanismo cristiano que fue el origen de nuestra ya enclenque civilización.