La creación de opinión entiendo que es una actividad legítima del periodismo, máxime si éste es científico o de investigación. También considero lícito que de conformidad con la línea editorial de cualquier periódico se puedan interpretar las noticias y más aún, en los espacios al efecto, publicar artículos de opinión generados por los propios redactores del mismo medio. Pero no resulta justificado ni ético que las noticias de cualesquiera de sus espacios, política, nacional, comunidad autónoma, sociedad, etcétera, además de tener el sesgo político del rotativo, se distorsionen de tal manera que, necesaria e inexorablemente, el lector tiene que interpretarlo, con toda la intencionalidad maniquea del que la escribe.Estas conductas, para mi censurables, son todavía más reprobables cuando la intencionalidad de la distorsión informativa persigue enardecer o exaltar posiciones ‘per se’ enfrentadas. Ante estas conductas, parece inexistente el Código Deontológico para esta profesión, cuya asociación profesional creo que carece de autoridad para exigir la veracidad que, por respeto, merece el lector.Al final no nos creeremos nada de lo que se publique… a menos que la fuente y su texto vaya entrecomillado. Triste, ¿verdad?