El fútbol sigue siendo el fenómeno mundial que era hace pocas generaciones, pero éstas han cambiado. La tecnología ha permitido poder disfrutar de ver el partido que quieras al alcance de tu móvil, ya sea el equipo de tu ciudad o el de un país que ni conoces. Esto tiene beneficios, como el hecho de poder disfrutar de nuestro deporte desde casa en épocas de pandemia. Sin embargo, esto provoca a su vez que los aficionados más jóvenes no tengan la necesidad de visitar la cancha de su equipo para poder verlo. No han tenido la necesidad de llegar al estadio con horas de antelación. No han sufrido la lluvia y el viento de cara un sábado por la noche mientras observan el partido desde las gradas. No han gritado un gol con los desconocidos cercanos con los que después comentar las jugadas.

Estas situaciones que al aficionado clásico le parecen de lo más comunes y cotidianas, son rituales que se están perdiendo con los partidos televisados a demanda. Es importante, tanto para los intereses económicos de los clubes, como para la tradición familiar arraigada y compartida a través de las generaciones, no perder estos ritos de cara a las generaciones venideras.